Arte latinoamericano por las nubes


El arte latinoamericano batió esta semana sus propios récords impulsado por el «boom» del sector contemporáneo y la aparición de compradores fuera del mercado tradicional, según las subastadoras de Nueva York que totalizaron 50,2 millones de dólares en las ventas de primavera.


«Estamos asombrados con los resultados de la venta», dijo Carmen Melián, directora del departamento de arte latinoamericano de Sotheby’s, cuyas ventas totales ascendieron a 21,3 millones de dólares por 246 obras, mientras que su competidora Christie’s vendió 321 por 28,9 millones, récord absoluto en el rubro.

Un total de 60 artistas batieron sus marcas en tres dí­as de subastas, que concluyeron este viernes y totalizaron la cifra global más alta jamás alcanzada por arte de América Latina en una temporada.

El más espectacular fue «Flores de México», un óleo de Alfredo Ramos Martí­nez vendido por 4,07 millones de dólares, que pulverizó el récord anterior del mexicano (1,8 millones) y desató aplausos en la sala de Christie’s.

El precio fue el tercero más alto jamás pagado por una obra de América Latina y coloca a Ramos Martí­nez segundo detrás de Frida Kahlo y delante de los consagrados Diego Rivera, Rufino Tamayo o Fernando Botero.

«Danza Afro-Cubana», de Mario Carreño fue otra de las estrellas de la temporada, al descollar el miércoles por 2,6 millones de dólares, bajo el martillo de Sotheby’s que también recibió ovación.

La tela del pintor cubano fue redescubierta en una colección privada de Estados Unidos y no se exhibí­a en público desde 1944, año siguiente al de su realización. «Es el Santo Grial para la historia del arte cubano, su procedencia y su estado eran excepcionales», explicó Melián.

Otro récord notable fue para el uruguayo Joaquí­n Torres Garcí­a, cuya «Composición», un constructivo inusualmente colorido de 1932 fue adquirido por un comprador anónimo por 1,2 millones de dólares.

El óleo provení­a de la familia Neumann, dueña de una de las más importantes colecciones privadas de arte contemporáneo. Otro uruguayo, Pedro Figari, superó su máximo anterior con «El Palito», que cambió de manos por 180 mil dólares.

En el rubro escultórico, un «Desnudo de Victoria» del mexicano Francisco Zúñiga también rompió sus marcas mundiales para una obra en piedra, al venderse por 936 mil dólares a un tenaz ofertante por teléfono.

Varias obras de Fernando Botero, inevitable best-seller de las salas de venta, se vendieron por lo general dentro de los montos previstos, como la previsiblemente obesa «Mujer desnuda reclinada con libro», tasada entre 700 mil y 900 mil dólares y cedida por 824 mil. Otras pinturas del colombiano, incluyendo «Mujer a caballo» (1,02 millón) o el «Rapto de Europa» (656 mil dólares), superaron las previsiones.

Otras ventas a destacar correspondieron a obras del chileno Roberto Matta, («Tige verte», por 2,1 millones de dólares), Francisco Toledo («Cangrejo», 622 mil dólares, récord mundial para el mexicano) y el venezolano Armando Reverón («Paisaje», 456 mil dólares).

Entre las nuevas tendencias destacó el desempeño de algunos artistas recientes del arte cinético u Op (óptico) de los 60 y 70, sobre todo de Argentina, con figuras como Marcelo Bonevardi, Luis Tomasello o Rogelio Polesello. Todos batieron sus respectivos récords.

La explosión de ventas latinoamericanas confirmó la tendencia alcista del arte contemporáneo en general: el mes pasado, una obra de Mark Rotkho fue adjudicada en 72,1 millones de dólares y otra de Andy Warhol por 71,7 millones.

Sin embargo, además del efecto de contagio, los expertos vislumbran otros factores. Sostienen que la globalización está alcanzando al mercado de América Latina, con la aparición de nuevos compradores de otros rincones del mundo.

«El arte latinoamericano claramente se hace valer por sí­ mismo y no sólo es buscado por los coleccionistas tradicionales sino también por ’connaisseurs’ activos en otros rubros, que detectaron su importancia y la posición clave que ocupa en el marco más amplio del arte Occidental», señaló Virgilio Garza, jefe de la sección de Arte de América Latina de Christie’s.

El interés por la región comenzó hace dos décadas y la tendencia conoció pocos reveses. «Estamos en presencia de intereses que trascienden otras categorí­as y compras globalizadas que se profundizan a cada venta», sintetizó Melián. La próxima temporada de subastas en Nueva York tendrá lugar en el otoño boreal.