“Cada vez podemos hacer menos…”


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Las primeras cinco palabras que hoy utilizo en el titular las tomé de la lapidaria frase pronunciada por el licenciado César Barrientos, presidente de la Cámara Penal de la Corte Suprema de Justicia, al referirse a las acciones empleadas por jueces cuando resuelven recursos que no son de su judicatura y que despiertan las naturales como serias dudas sobre su rectitud, honorabilidad y estricto apego a las leyes procesales.

Francisco Cáceres Barrios
fracaceres@lahora.com.gt


Cuando las leí, en la página 3, de la edición del 5 de noviembre 2012, del Diario La Hora, sentí como que un balde de agua helada me había caído encima, porque tengo que confesar que no creí que había llegado a tal situación la aplicación de la justicia en el país. Y no es porque lo anterior lo exprese este aprendiz de escribiente, sino que todo un magistrado presidente de una Cámara Penal se ha visto obligado a reconocer que la Ley de la Carrera Judicial no es capaz de velar porque un juez pueda ser investigado efectiva y eficazmente, con un procedimiento por demás transparente y que, dado el caso se haya podido comprobar que su actitud es improcedente, se le apliquen oportunamente las sanciones que correspondan.

Así las cosas, solo cabe preguntar: ¿A dónde vamos ir a parar?, ¿en manos de quién hemos estado viviendo? Y ¿Qué nos depara el futuro inmediato y a largo plazo si es que vamos a seguir en las mismas? Lamentablemente mis amigos que han pasado por la Corte Suprema de Justicia no son quienes puedan darme ánimos para salir de la frustración y con el sentimiento de desamparo que vive la mayoría de mis conciudadanos. Todo lo contrario, cuando se ponen a contar sus experiencias adquiridas le entran a uno más ganas de salir corriendo.

Y es que es verdad eso de que cada vez el ciudadano puede hacer menos porque la justicia impere en nuestro país, como que a los funcionarios públicos alguien les pueda impedir seguir haciendo lo que se le ronca la gana para comprar lámparas del alumbrado público por intermedio de Organizaciones No Gubernamentales; que se puedan pagar “deudas flotantes” sin el debido respaldo ético, legal y moral y sin informarle al pueblo debidamente las razones como la debida  justificación para hacerlo; que a pesar de los millones presupuestados para el mantenimiento de las vías de comunicación del país sigan estando en pésimas condiciones y que, para terminar de alguna manera este ya dé por sí largo listado de insatisfacciones, algún día se pueda ver claramente una acción drástica y definitiva de nuestras autoridades para contener el contrabando. Piénselo bien, para componer todo esto solo hay una manera, que de ahora en adelante cada ciudadano nos pongamos a luchar para recuperar la dignidad de serlo exigiendo la recuperación de nuestros derechos y deberes, los  que hemos venido perdiendo a través del tiempo. ¿O me equivoco?