No obstante los años de presión y la insaciable intención de mostrar lo necesarias que eran las herramientas para luchar contra la corrupción, de forma un tanto extraña al Congreso algo le pasó y aprobó la ley contra la corrupción. Al día de hoy no sabemos por qué un Congreso que ya había escogido la ruta del dinero, en diferentes formas, como la gasolina necesaria para caminar, de forma repentina aprueba una ley que el mismo Presidente, Vicepresidenta, diputados, poderes ocultos y financistas no querían.
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Siempre queda la duda si, teniendo el control de la Corte de Constitucionalidad, la ley pasó por ahora pero luego le quitarán los dientes. Ya ayer vimos la primera pieza de la maquinaria que utilizarán para minar la ley; resulta que nos quieren hacer creer que en Guatemala solo los funcionarios son pícaros y algunos abogados son los que quieren la ley para sus enemigos, pero para los clientes y amigos, la impunidad.
En una nota de prensa se pintan de cuerpo entero y entre todos se utilizan. No se sabe si los poderes ocultos utilizan al medio o el medio utiliza a los poderes ocultos, pero utilizan a un diputado que no se ha conocido por sus luchas en pro de la transparencia, al abogado de una constructora que nombró a un su mandatario Viceministro en el Ministerio de Comunicaciones en el gobierno de la UNE y que ahora, es probable que sea beneficiado con el pago de la deuda flotante, a unos abogados que el mismo periodista, decidiendo proteger a su fuente, deja en el anonimato cuando dicen que la regaron al incluir a los particulares como sujetos de la ley.
En la mencionada nota solo Amílcar Pop y Alejandro Quinteros son claros y categóricos para mostrarse sólidos en la lucha y eso se valora, se agradece y los compromete. Pero la verdad es que es inconcebible que en un país con tantas carencias, con tantas debilidades, tan frágil como su gente que se muere de hambre, haya quienes se opongan a una lucha pareja contra la corrupción cuando ésta, junto con el tráfico de influencias, son la roca de la impunidad y subdesarrollo que nos embarga.
Pero los cínicos, los pícaros, los sinvergüenzas no tienen límite y ya nos avisaron que darán lucha y que son poderosos, inescrupulosos con capacidad de usar todos los medios a su alcance, haciendo que ahora pase a ser responsabilidad de los ciudadanos honrados, de principios y de parámetros parejos, luchar contra los pícaros, la corrupción y el tráfico de influencias. Sin los ciudadanos no hay lucha.
Una voz, una voz fuerte, determinada y convencida puede hacer la diferencia y por ello no podemos claudicar si estamos cansados de las condiciones en las que vivimos, no podemos flaquear si nos frustra que la corrupción sea el parámetro que marque la forma en la que se mueve nuestro país, porque la unión de esas voluntades, la unión al unísono de esas voces, puede y debe ser la diferencia en nuestra Guatemala.
Y para los que se preguntan ¿Cómo se oirá mi voz? La voz se oirá fuerte y clara cada vez que día a día las cosas se hagan como Dios y la ley mandan, haciendo lo que se debe por nosotros, por nuestras familias, por el país y tomando los caminos duros, pero correctos de la vida. La unión de todos esos esfuerzos hará la diferencia.
Algunos medios daremos batalla como históricamente lo hemos hecho por las causas del país, algunos grupos seguirán luchando como lo han hecho, algunas personas no claudicaremos en señalar las causas de nuestros males, pero la verdad es que esta responsabilidad de luchar contra la corrupción es de todos los guatemaltecos y hemos tenido avances como para flaquear ahora y dejar que los mismos de siempre, los pícaros, hagan lo mismo de siempre.
Cierro como me gusta: de nosotros como ciudadanos, de cada guatemalteco depende el futuro que le querremos dar a Guatemala.