Paralelismos de La Hora (Gt) y La Jornada (Mx)


Eduardo_Villatoro

 Durante una breve estadía en México me enteré que el diario La Jornada recién celebró 28 años de vida y al abocarme a su editorial de aniversario encontré paralelismos entre ese periódico y el vespertino La Hora, con sus 92 años de existencia, guardando las consabidas distancias, por supuesto, y a propósito de que el viernes anterior este rotativo cumplió 68 años en su cuarta época.

Eduardo Villatoro


Señala el artículo de fondo que aquel medio es una real propuesta de periodismo independiente de los poderes públicos, privados y fácticos, para dar un espacio noticioso a una sociedad que carecía de vías de expresión y que era retratada en el discurso oficial y en la uniformidad mediática, como homogénea, unánime y hasta monolítica, en un país necesitado de libertad, democracia, participación y justicia, y de ahí que se identificó con las causas sociales que eran ignoradas, “del pensamiento crítico que no encontraba un cauce de difusión fuera de la academia, de las voces de los sectores vulnerables y de las minorías  que resultaban inexistentes” en el panorama mediático.

Como ocurre con La Hora, el citado diario mexicano ha procurado presentar la información de manera veraz y contrastada, sin omitir ni abultar los hechos observados y sin suprimir alguna de las distintas versiones de la realidad, para proporcionar a los lectores mejores perspectivas de comprensión del país y del mundo, y no ha  dejado fuera de su información cotidiana los fenómenos, sucesos y causas de relevancia; aunque desde muy pronto esa actitud editorial le valió ser encasillada y descalificada, desde el poder o desde sus periferias propagandísticas, como supuesta vocera de varios actores políticos..
 
Ese diario, como La Hora, cree en preservar la soberanía nacional y una política exterior independiente y digna; en la promoción de la justicia social; en acotar las dinámicas de barbarie características del libre mercado; en situar el bienestar de la población como objetivo central de las acciones de gobierno; en impulsar la democratización efectiva; contrarrestar la discrecionalidad y el autoritarismo, desmantelar los estamentos corporativos, clientelares y patrimonialistas; en la urgencia de combatir la corrupción e impulsar la transparencia y la rendición de cuentas, y en la procedencia del respeto a la legalidad, en la letra y espíritu, por parte de todos los protagonistas del quehacer nacional:  instituciones, políticos y funcionarios, organizaciones y partidos, empresas y corporativos, medios informativos y ciudadanos en general.
 
Desde la perspectiva de La Jornada, esas preocupaciones fundacionales no han perdido vigencia en estos 28 años. Por el contrario, en la incierta y angustiosa circunstancia actual mexicana resultan más pertinentes que nunca, y a ellas seguirá respondiendo.
 
Es una especie de fotografía de las convicciones de La Hora –o a la inversa–, y de las características sociales, económicas, políticas y mediáticas de Guatemala y México.
 
(El columnista Romualdo Tishudo toma su bolígrafo y un talonario de cheques y el dependiente del almacén le pregunta: –¿Va pagar con cheque? –¡No! Voy a  escribir un artículo).