El próximo martes 6 de noviembre se realizarán las elecciones presidenciales en Estados Unidos, pero las mismas no han despertado mayor entusiasmo entre el pueblo norteamericano. Los ciudadanos no visualizan ninguna esperanza de cambio.
El periodista David Brooks, corresponsal en Estados Unidos del diario mexicano La Jornada, señaló en un reciente artículo, toda la retórica sobre la “democracia” y de que existe “una opción” que inunda el país a pocos días de las votaciones, se contrapone con la realidad de que por ahora, esta es una democracia, para, por y de los más ricos. O sea, una plutocracia democrática.
Aunque en esta contienda electoral participan varios candidatos, los medios de comunicación solo mencionan a dos, el actual presidente Barack Obama, postulado por el Partido Demócrata, y el multimillonario Mitt Romney, del ultraderechista Partido Republicano.
Curiosamente, ambos tienen convergencia en fortalecer a las grandes corporaciones empresariales y de incentivar la posición militarista de Estados Unidos en el mundo. Recordemos que las guerras son los grandes negocios de los fabricantes y comercializadores de las armas.
El candidato del Partido Republicano, Mitt Romney, pretende bajar los impuestos a los más ricos y quiere recortar los gastos sociales. Aunque el presidente Obama enarbola una postura más progresista, en la práctica es un rehén de lo que el sociólogo norteamericano C. Wright Mills denominaba “la élite del poder”, representada por Wall Street, la cual no le permite mayor capacidad de maniobra.
Coincidentemente, estos dos aspirantes presidenciales carecen de una propuesta viable para salir de la crisis económica y social que agobia al pueblo de Estados Unidos, y tampoco tienen una propuesta para América Latina. Así como en Guatemala, las campañas electorales en Estados Unidos son en gran parte financiadas por los más ricos. El periodista Brooks opina que de esta manera, los ricos aseguran que gane quien gane, ellos ganan.
Subraya, además, que diversos críticos de mucha reputación, han expresado que la extrema concentración de la riqueza y su daño colateral, la dramática desigualdad económica, están amenazando a la democracia de Estados Unidos. Agrega que la desigualdad ha llegado a un punto sin precedente desde 1928, con el uno por ciento de la población controlando el 40 por ciento de la riqueza nacional, mientras que los indicadores de pobreza, hambre, ingreso medio y más de todos los demás, siguen empeorando.
Ese uno por ciento acaparó el 93 por ciento del ingreso generado en el primer año de la llamada “recuperación”. Coincidentemente, el candidato republicano Mitt Romney es miembro del Club de ese uno por ciento.