LeBron James recibirá finalmente su anillo de campeón de la NBA. Pero curiosamente, ese hecho parece apenas anecdótico en el partido inaugural de la campaña en Miami.
Los Celtics de Boston se miden al Heat este martes, en una repetición de la final de la Conferencia del Este de la temporada anterior, que se dirimió en siete partidos antes de que Miami se impusiera. Ray Allen se enfrentará a los Celtics por primera vez desde que se marchó, luego de cinco temporadas, para unirse a los rivales más duros que tiene Boston en la actualidad
Y en la misma noche, el Heat celebrará el título de la NBA, conseguido la temporada anterior, con una ceremonia en que se desplegará el banderín conmemorativo.
«Honraremos y respetaremos lo que fuimos capaces de lograr, antes del partido», dijo el entrenador del Heat, Erik Spoelstra.
¿Y después? Ambos equipos se concentrarán en el encuentro.
El Heat y los Celtics practicaron simultáneamente el lunes en Miami, porque Boston llegó un día antes de lo previsto para no lidiar con posibles percances a raíz de la llegada del huracán Sandy al noreste de Estados Unidos. Y los jugadores de ambos equipos recitaron el mismo mantra: Se trata de un gran partido, pero independientemente del resultado, quedarán 81 encuentros por disputar en la campaña regular.
«Si ganamos, ¿nos dan un trofeo? Sólo logramos un triunfo y eso es todo», dijo el entrenador de los Celtics, Doc Rivers. «Y si perdemos, algo que no queremos, sufriremos una derrota y eso no significa que no podamos ganar. Pero al final del día, somos humanos… estos partidos no tienen en realidad mucho más significado, pero sí un significado ligeramente mayor».
Para ninguno de los dos equipos resulta una sorpresa que los diseñadores del calendario hayan programado este duelo justo en la noche en que el Heat recibirá sus anillos.
«Siempre que hay algo grande por ocurrir enfrentamos a los Celtics», dijo el alero del Heat, Chris Bosh.
Ha habido ciertos retoques a la arena para esta temporada, con un nuevo club nocturno y un restaurante, así como bares para el público. El Heat ofrecerá incluso a los espectadores la oportunidad de comprar artículos relacionados con los anillos de campeonato. Se trata de réplicas de esas joyas.
Y los cambios se extienden a la cancha.
Miami conservó intacto el plantel que se coronó, y le añadió los servicios de Allen y de Rashard Lewis. Allen sabe que será inusitado ver que el Heat recibe sus anillos, particularmente al tomar en cuenta que hace cinco meses, él estaba tratando de impedir que Miami avanzara.
«Me siento emocionado por ellos, luego de pasar un tiempo juntos durante los últimos tres meses. Los conozco a ellos y a sus familias», dijo Allen. «Me alegra que hayan ganado, pero simultáneamente me vencieron y nos eliminaron. Entiendo las emociones que habrá en Boston al ver toda la ceremonia, pero me emociono por estos chicos. Y una vez que la ceremonia termine, todo será normal».
QUIERE SER EL MEJOR
LeBron James ganó un campeonato y nada cambió.
Claro que hubo algunos eventos. El baño obligatorio de champaña en el vestuario del Heat de Miami. El desfile ante unos 400.000 aficionados. Una presentación en su escuela secundaria. Y el martes llega el último evento, la ceremonia del anillo y el banderín antes del comienzo de una nueva temporada.
Luego comienza otro año, otra competencia por el título.
Tener un título no es del todo satisfactorio para James, que se deshizo del estigma «él no puede ganar» cuando el Heat venció al Thunder de Oklahoma City en cinco partidos para coronarse la temporada pasada en la NBA. Fue una carrera perfecta para la estrella: además de comprometerse y ganar su segunda medalla olímpica de oro, James se llevó los tres trofeos más codiciados de la liga: Jugador Más Valioso, Jugador Más Valioso de la Final y el campeonato.
Pero quiere más.
«Quiero ser el mejor de la historia», dijo James en una entrevista con The Associated Press. «Así de simple».
El jugador dijo algo similar el año pasado, y el anterior y probablemente desde la escuela secundaria en Akron, Ohio. Siempre se preguntó si un campeonato cambiará esa perspectiva.
Ahora conoce la respuesta.
«En realidad no, honestamente», dijo James. «No he tenido mucho tiempo para pensar sobre lo que pasó en realidad. A final de cuentas, habrán personas que digan, bueno, no será capaz de ganar dos. No podrá hacerlo de nuevo».
Sólo el tiempo resolverá la duda.
Con 2,03 metros de altura, 113 kilos de peso y una gran combinación de fuerza y velocidad —»es un fenómeno», dijo el entrenador de Detroit Lawrence Frank— James es considerado, por mucho, el mejor jugador actualmente. Ha ganado tres premios a Jugador más valioso y muchos entrenadores oponentes dicen que debería seguir ganando esos premios hasta que los votantes se aburran de dárselo.
Pero ser el mejor de la historia, es un título que podría requerir mucho esfuerzo.
Este verano, en parte por su deseo de ganar otro título y en parte por su necesidad de acallar a sus detractores, y parte porque él es así, James se tomó muy poco tiempo libre. Fue directo de la final de la NBA a los Juegos Olímpicos, luego descansó un poco antes de volver al gimnasio. James llegó al campo de entrenamiento prácticamente en la misma forma en que terminó la temporada pasada.
«Tiene una gran perspectiva de este juego y lo que cuesta ser campeón», dijo Erik Spoelstra, entrenador del Heat. «Es uno de los jugadores más motivados que conozco. Pero sí, también necesita ser estimulado de vez en cuando. Es un gozo para nuestro equipo tener la oportunidad de trabajar con él».
La temporada pasada también fue un gozo para James y no sólo por el título.
Luego del fenómeno de odiar al Heat que siguió a su decisión de cambiar Cleveland por Miami en 2010 —y la forma en que tomó esa decisión— James dijo la temporada pasada que se trataba de volver a hacer lo básico. Se rodeó de amigos y familia cuantas veces pudo. Intentó ignorar al menos parte de la cobertura mediática sobre él. Iba a ser feliz de nuevo, sin importar nada. Y funcionó.
Ahora, James está a punto de entrar a otro ambiente en la NBA.
Empezará la temporada como el 47mo anotador de la historia, con la posibilidad de moverse hasta el 30mo puesto si promedia sus números habituales en los 82 partidos de la temporada. Es noveno entre los jugadores activos y los ocho nombres que lo superan tienen al menos 14 temporadas en la NBA. James tiene sólo nueve.
Es el 10mo en asistencias entre jugadores activos. James empieza la temporada con tres más que Tony Parker, de San Antonio —un base que ha jugado 117 partidos más que James. Y James el promedio de puntos combinados, asistencias y rebotes por partido (41,7) está considerablemente adelante del segundo jugador en activo en esa lista, que es su compañero en el Heat Dwyane Wade (36,4).
El Heat es considerado generalmente uno de los favoritos para ganar otro título esta temporada, aunque la expectativa externa perturba poco a James. En este punto, un campeonato definirá si es un buen año, o no, tal como lo fue para las estrellas previas como Michael Jordan, Magic Johnson y Larry Bird, algunos de los pocos que los reflectores alumbran con tal afán.
«El objetivo, eso no cambia para mí», dijo James. «Yo tenía un objetivo, ser campeón o no, desde quizá 2005. Y ahora que hemos ganado uno, el objetivo no es diferente para mí».