El crédito, es uno de los principales propulsores de la economía de un país, que se otorga principalmente a quienes tienen capacidad de pago para endeudarse o que cuentan con garantías que permitan a la entidad que presta los recursos –prestamistas– confiar en que podrá recuperar el préstamo más los intereses que se hayan pactado; entre enero y septiembre la cartera crediticia alcanzó un total de Q107 mil 426.67 millones, de acuerdo con las autoridades bancarias.
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En Guatemala, según la Superintendencia de Bancos (SIB), de acuerdo con la garantía, los clientes bancarios solicitan en mayor proporción los préstamos con garantía fiduciaria, que son los que se basan en la confianza mutua. Estos representan el 61 por ciento del total de la cartera crediticia. Los créditos con garantía hipotecaria representan el 22.9 por ciento, mientras que el restante 16.1 por ciento está distribuido entre las garantías prendarias, mobiliarias y la combinación de estas.
Los entes bancarios deben tomar en cuenta la garantía de pago de sus clientes, y para ello la SIB refirió que la Junta Monetaria, fundamentada, entre otros, en el artículo 50 de la Ley de Bancos y Grupos Financieros, emitió el Reglamento para la Administración del Riesgo de Crédito, según resolución JM-93-2005, que tiene por objeto normar los aspectos que deben observar las entidades que otorgan financiamiento, relativos al proceso de crédito, a la información mínima de los solicitantes y de los deudores, así como la evaluación y seguimiento de su capacidad de pago.
En ese sentido, de conformidad con el citado artículo, los bancos, previo a conceder financiamiento, deben cerciorarse razonablemente que los solicitantes tengan la capacidad de generar flujos de fondos suficientes para atender el pago oportuno de sus obligaciones dentro del plazo del contrato.
Las entidades bancarias deben hacer un seguimiento adecuado a la evolución de la capacidad de pago del deudor o deudores durante la vigencia del financiamiento, según lo normado en el Reglamento para la Administración del Riesgo de Crédito.
TIPOS DE DEUDOR
La SIB informó que, de conformidad con el artículo 15 del Reglamento citado, los porcentajes por tipo de deudor, al 30 de septiembre de 2012, estaban clasificados en: Empresariales mayores, con 52.3 por ciento; empresariales menores, 12.1 por ciento; microcrédito, 2.5 por ciento; créditos hipotecarios para vivienda representando 6.8 por ciento; créditos de consumo con 26.2 por ciento, los cuales incluyen moneda nacional y moneda extranjera.
Uno de los principales elementos que se debe considerar en cuanto al crédito bancario, es la distribución geográfica que presenta, que para el caso del país se concentra mayoritariamente en el departamento de Guatemala, con un 69.7 por ciento de la cartera crediticia total del sistema. El 30.3 por ciento restantes, se diluye en el resto de departamentos, según información referida al 30 de septiembre de 2012.
Sin embargo, la concentración disminuyó en los últimos años, pues en 2006 el departamento de Guatemala absorbía el 81.07 por ciento de los préstamos bancarios, según datos de la SIB.
Para finales del año 2011, el departamento de Guatemala representó el 67.23 por ciento del destino del crédito; le seguía Escuintla, con 3.26 por ciento; luego el departamento de Quetzaltenango, con 2.24 por ciento; Alta Verapaz y Petén con 2.19 y 2.11 por ciento, entre otros.
TASAS DE INTERÉS
Según la Ley de Bancos y Grupos Financieros, los bancos pactan libremente con los usuarios las tasas de interés, comisiones y demás recargos que apliquen en sus operaciones y servicios, lo cual deberá constar de forma expresa en los contratos correspondientes, en consecuencia pueden pactar tasas de interés variables o fijas para el tipo de préstamos a convenir.
Hasta 1989, era la Junta Monetaria la que determinaba las tasas de interés del sistema bancario, cuando estas se encontraban en 16 por ciento para la tasa de interés activa (la que cobra el banco por los préstamos) y en 13 por ciento para la tasa pasiva (la que paga el banco a sus clientes por los depósitos).
Las tasas quedaron libres con base en las resoluciones JM-51-89, modificada por los números JM-140-89 y JM-144-89 del 16 y 25 de agosto de 1989 respectivamente, y JM-147-89 del 25 de agosto de 1989 y JM-207-89 del 31 de octubre de 1989.
En ese entonces el diferencial entre ambas tasas (spread bancario) no superaba el tres por ciento. A finales de 2011, la tasa de interés anual promedio ponderada de las operaciones activas del sistema bancario era del 16.31 por ciento y para operaciones pasivas del 4.21 por ciento; un diferencial de 12.1 por ciento. Todas estas en moneda nacional.
No obstante, cada banco en particular tiene su propia tasa promedio ponderada, donde la activa mínima fue de 8.81 por ciento y la más alta de 85.29 por ciento a finales del año pasado. De esa manera, también, cada banco, tiene sus propios máximos y mínimos para la misma tasa, donde hay una tasa mínima de uno por ciento, pero una máxima de 343.89 por ciento dentro de todo el sistema nacional.
Para las tasas pasivas, por otro lado, están las que se aplican a depósitos monetarios, de ahorro y a plazo, entre otros. Para los depósitos de ahorro, la tasa promedio ponderada más baja de todo el sistema es de 1.07 por ciento y la más alta de 5.4 por ciento. Para los depósitos a plazos la tasa más baja es de tres por ciento y la mayor de 8.69 por ciento.
Debido a que en Guatemala hay libre negociación de divisas, el sistema bancario también opera cuentas en moneda extranjera, cuya tasa activa promedio ponderada fue de 6.44 por ciento y la máxima de 11.10 a finales de 2011. Y para las pasivas, la mínima fue de 0.03 por ciento y la máxima de 3.39 por ciento para depósitos de ahorro.
PLAZO DE PRÉSTAMOS
Los préstamos bancarios varían en relación al plazo que tiene asignado cada uno y de acuerdo a cada cliente. De esa cuenta, los rangos de plazos de endeudamiento más usuales son lo que están establecidos para más de cinco años, que representan el 54 por ciento de la cartera. Los que se encuentran entre cuatro y cinco años son el 18 por ciento, según la SIB. El resto serían operaciones a plazos mayores.
DESTINO ECONÓMICO
El crédito bancario, según la cadena que se siga, llega a los diferentes sectores de la economía del país. El sector que mayor proporción ocupa es el de consumo, con 33.2 por ciento a finales del año pasado y hasta septiembre de este año apenas marcaba diferencia, con 33.4 por ciento.
Comercio, es el segundo destino del crédito bancario con 18.4 por ciento a finales de septiembre pasado y con 19.3 por ciento en 2011. Le sigue el sector de la construcción con 10.2 por ciento al finalizar septiembre de este año.
Explotación de minas y canteras es el sector que menor proporción ocupa en crédito bancario, pues representa el 0.2 por ciento.
Edgar Balsells, analista económico, dijo que el hecho de que una parte considerable de los recursos del crédito bancario se destine al consumo, sería por las “altas tasas de interés” y la tendencia “cortoplacista” del sector, que no le da vocación de colocar sus productos en otro tipo de operaciones y ampliación de plazos para recuperarlo. Para las transacciones de corto plazo, habría gastos administrativos que se incluyen en la tasa de interés.
Adicionalmente, el experto llamó la atención sobre los créditos que se conceden para hipotecas y proyectos habitacionales y comerciales (Inversión Ladrillo), porque según indicó, puede dar lugar a especulaciones que son la antesala de una crisis financiera.
A este respecto, hizo resaltar que se debe controlar la meta de crecimiento del crédito bancario, porque según comentó, la política monetaria contempla un crecimiento de entre 10 y 12 por ciento, pero actualmente estaría llegando a 17 por ciento, lo cual podría provocar problemas inflacionarios.
El crédito fiduciario, que normalmente se destina al consumo, para compra de vehículos, por ejemplo, sobrepasa al crédito que se utiliza para proyectos productivos, manifestó el experto. De esa cuenta, “no resulta ser un crédito que tenga los efectos multiplicadores que se persiguen en la economía”, señaló.
CALIDAD DE LA CARTERA CREDITICIA
La Superintendencia de Bancos, estima que de conformidad con su Manual de Instrucciones Contables para Entidades Sujetas a la Vigilancia e Inspección, se considera cartera vencida o contaminada los créditos que presenten una mora superior a 90 días, ya sea en capital o intereses, o bien que haya vencido el plazo del crédito conforme la fecha pactada.
Al respecto, al 30 de septiembre de 2012, la cartera contaminada del sistema bancario –atrasados y morosos– representa el 1.5 por ciento del total de la cartera de créditos y las entidades bancarias tienen reservas de valuación constituidas por Q2 mil 323.1 millones, las cuales representan el 144.2 por ciento de la cartera contaminada (Q1 mil 611.4 millones). En consecuencia, conforme los criterios del citado manual, el 98.5 por ciento del total de la cartera de créditos se encuentra vigente al día.
La cartera vencida, es un indicador que ha venido mejorando en los últimos años, dijo uno de los funcionarios de uno de los bancos más grandes del país, pues en menos de cinco años pasó de representar ocho por ciento a menos de tres, y actualmente se encuentra en 1.5 por ciento.
Por último, se intentó comunicación con la Asociación Bancaria de Guatemala para conocer su perspectiva sobre el tema; sin embargo, Jacobo Morales, de esa entidad, se comunicó con La Hora para comentar que se coordinó con la SIB para dar respuesta a las interrogantes.
EXPERTO
Édgar Balsells, analista económico, destacó que los créditos que se conceden para hipotecas, sin controles suficientes, pueden dar lugar a especulaciones, que son la antesala de una crisis financiera.
Los créditos hipotecarios para vivienda representan el 6.8 por ciento de la cartera crediticia, de acuerdo con datos oficiales.