Monumenta


Con sus «casas», grandes construcciones cuadradas de chapa ondulada que albergan obras monumentales, el artista alemán Anselm Kiefer presenta «Monumenta», una nueva manifestación de arte contemporáneo instalada en el museo Grand Palais de Parí­s.


La iniciativa, impulsada por el ministerio francés de Cultura, busca confrontar un continente clásico -la nave del Grand Palais concebida para la Exposición Universal de 1900- con un contenido contemporáneo.

De periodicidad anual, «Monumenta» correrá por cuenta de forma alternada de un artista francés o instalado en Francia y de un autor residente en el extranjero.

Anselm Kiefer, de 62 años y residente en Francia, expone actualmente en el Guggenheim de Bilbao (España) y será el invitado excepcional del Louvre el próximo otoño boreal.

Después de Kiefer, «Monumenta» será concebida por el estadounidense Richard Serra en 2008 y por el francés Christian Boltanski en 2009.

Diez instalaciones, siete «casas», según el término empleado por el artista, y tres esculturas monumentales, fueron concebidas para esta primera exposición bautizada «Sternenfall» (Caí­da de estrellas), que se inaugurará este miércoles y permanecerá abierta hasta el próximo 8 de julio.

La nave del Grand Palais es «como el firmamento, y la muestra se encuentra bajo los ojos del firmamento», explicó Kiefer ante la prensa.

En el inmenso espacio que forman los 13.000 m2 del edificio, se podrán visitar grandes estructuras cuadradas, «casas» cuyas paredes están recubiertas de chapa ondulada de color metálico. Cada una de ellas lleva el nombre de la obra que alberga: «Nebelland» (Paí­s de niebla) «Palmsonntag» (Domingo de Ramos) o «Ví­a Láctea», entre otras.

El visitante penetra en su interior para descubrir enormes telas inspiradas en la Kábala, la mitologí­a azteca o egipcia, o en obras de poetas de lengua alemana como Paul Celan (1920-1970) e Ingeborg Bachmann (1926-1973).

«La ’Caí­da de estrellas’ es la idea de una cosmogoní­a que relaciona todas las casas», declara a la AFP José ílvarez, comisario de la exposición.

Este «laberinto retoma las temáticas habituales del artista», entre las que destacan los mitos o los traumatismos de la Historia como el exterminio nazi de los judí­os, agrega ílvarez.

Kiefer «no da jamás una interpretación de su obra. El espectador la interpreta como quiere», afirma.

Sin embargo, una veintena de «mediadores» estará a disposición del público durante la exposición, completada por mesas redondas, lecturas y talleres.