El festival de Hay,


Desde hace 20 años, una pequeña aldea de Gales se convierte en un paraí­so para escritores y amantes de los libros, durante el Festival de Literatura de Hay, que se ha vuelto tan popular que ahora se celebra también en Colombia y España.


La fuerte lluvia que cae desde el sábado, empapando todo y a todos, no disuadió a los millares de visitantes y participantes del «Woodstock de la mente», como bautizó a este festival el ex presidente estadounidense Bill Clinton, quien viajó a Hay, hace dos años.

La lluvia tampoco aguó el ambiente de fiesta que reina en el festival, que desde el 25 de mayo al 3 de junio presenta 412 eventos literarios, y que tiene ahora ediciones en Cartagena de Indias, donde se celebró por primera vez en enero del 2007, y en Segovia, España, donde el segundo tendrá lugar en septiembre.

La historia de cómo esta aldea situada en el Parque Nacional de Brecon Beacons, en la frontera de Gales e Inglaterra, se transformó en la sede de uno de los festivales de literatura más conocidos del mundo, es sabida por todos en Hay, cuya población pasa de 1.300 habitantes a unos 100.000 a fines de mayo.

El hombre que empezó todo, cuenta cualquier habitante del pueblo, fue Peter Florence. La idea de esta fiesta de la literatura le surgió en los años 80, cuando viajó con amigos por varios paí­ses, y se dio cuenta que lo que más les habí­a gustado a todos fue el ambiente de los festivales.

«Me encantaron los festivales y nos dijimos, ’tengamos uno en casa, en Hay», recuerda Peter Florence. «Desde 1996 el equipo de Hay Festival ha organizado también festivales en Italia, Brasil y Londres, y ahora en Cartagena de Indias y Segovia», añade.

Este año, han hecho el viaje a Hay on Wye el nigeriano Wole Soyika, Nobel de Literatura 1986, el poeta galés Gwyneth Lewis, el historiador británico Eric Hobsbawm y varios polí­ticos, entre ellos el futuro primer ministro del Reino Unido, Gordon Brown, que presentó el domingo su libro «Courage» (Valor).

Los cientos de poetas, novelistas, dramaturgos, crí­ticos, ensayistas, participan en lecturas, entrevistas y debates, presentan sus libros, discuten su inspiración, conversan sobre los escritores y obras que aman y responden a preguntas del público.

Se los ve también en los cafés y bares del pueblo, así­ como en las decenas de librerí­as de libros nuevos y usados que hay en las callejuelas de Hay, que en cambio tiene sólo un hotel.

Michela Swift, quien afrontó varias horas de viaje desde Londres, en la densa circulación de un fin de semana feriado, cuenta que vino atraí­da por el escritor Thomas Keneally, que escribió «Schindler’s Ark», obra que Steven Spielberg llevó a la pantalla, en la oscarizada «La Lista de Schindler».

«Lo oí­ hablar sobre su última novela ’The Widow and Her Hero’ (La Viuda y su héroe), y sobre su futura novela, que dijo trata de refugiados de la Rusia zarista que escaparon a Australia», contó Michela, de 30 años, que trabaja en una tienda de modas, en un barrio chic de Londres.

«Siempre habí­a oí­do hablar del Festival y nunca habí­a podido venir. Ahora querí­a escuchar al novelista Ian McEwan y sobre todo al poeta Derek Walcott», Premio Nobel de Literatura, dijo una joven, Ivy William, que contó que lo que más le gustó hasta ahora fue escuchar al ex primer ministro John Mayor, que presentó un libro sobre el deporte del cricket.

«El me pareció muy sencillo, con los pies en la tierra», dijo la estudiante de 24 años, que contó que también le habí­a gustado mucho una discusión sobre si el Islam es compatible con la democracia y otra sobre el cambio climático.

Eric Holden, un profesor de escuela primaria, de 27 años, dijo que se quedará unos dí­as, en una tienda de campaña cerca del Festival. «Quiero escuchar a Orhan Pamuk», el escritor turco que ganó el Premio Nobel hace dos años.

«También voy a asistir a la celebración del centenario de W.H.Auden, uno de los poetas que más me gustan, por su sentido de desolación», dijo Holden a la AFP.

Pero el festival no sólo rinde homenaje a las letras: también hay música, donde grupos de jazz y artistas como Baaba Maal y Bryn Terfel encienden las frí­as noches de Hay on Wye, haciendo olvidar un poco los pies húmedos, pese a las gruesas botas de hule, la prenda más popular entre todos los festivaleros.