Esta semana acaeció el lamentable deceso del maestro Jorge Sarmientos. Decenas de muestras de pésame sobrevinieron, no solo de parte de los guatemaltecos, sino de instancias internacionales, donde este músico proyectó su labor.
De Sarmientos se valora mucho que haya sido un hombre coherente, no solo en su música, sino en su pensamiento y en su postura social. Comprometido con las causas justas, como por los derechos laborales, el reconocimiento de los pueblos o en contra de las tragedias causadas por el ser humano, como la bomba de Hiroshima.
Decenas de personas recordaron al Sarmientos comprometido también en contra de los regímenes militares y su cercanía con los movimientos de reivindicación por la justicia en Guatemala.
Y a pesar de su activismo y su pensamiento político, bajo ningún punto de vista se puede asegurar que su obra fuese un panfleto. Al contrario, su música siempre tuvo altos vuelos académicos y experimentales, que lo hizo figurar en varias latitudes, no solo por la universalidad de su obra, sino porque la ejecución representaba grandes retos para los intérpretes.
Por ejemplo, su Concierto para Marimba y Orquesta, que quizá sea la pieza más estudiada por los académicos que gustan de este instrumento de percusión. En algunos centros de estudio musical mundiales, como Estados Unidos o Japón, estudiantes de percusiones han optado por esta pieza de Sarmientos como parte de su concierto de graduación.
El Concierto para Marimba y Orquesta es, sin duda, un aporte muy singular de Sarmientos. Compuesta a finales de 1957, fue presentada al año siguiente y en 1960 ganó premios en Estados Unidos. Fue interpretada por primera vez en ese país el 16 de septiembre de ese año, con motivo de las fiestas de independencia.
Tiene tres movimientos: 1) Moderato y allegro moderato, 2) Andante Cantabile y 3) Rondo Allegro. Sarmientos la pensó para orquesta completa. Sin embargo, por la dificultad se ha interpretado en su versión marimba y piano.
Y, aunque sea obvio, es importante referir que con esta pieza Sarmientos estaba universalizando la marimba, que en nuestro contexto guatemalteco pareciera condenada solamente a amenizar fiestas, pese a que contamos con piezas para marimba que se han creado desde una visión académica.
Creada desde una óptica universalista, Sarmientos avanzó en la creación de los primeros dos movimientos, pero es evidente que al final del tercero el ritmo de la obra cambia, para rendir un homenaje al típico ritmo del son, ejecutado desde las marimbas de tecomates.
Para ejecutar la pieza, el solista puede optar a ir cambiando de baquetas, según el tempo. Algunos otros optan por no hacer los cambios. Lo que sí deben ir movilizando con el transcurso es que algunas veces necesitarán únicamente dos baquetas, y en otras cuatro. A veces, el cambio es tan rápido que no pueden dejar dos baquetas, por lo que deben sostenerlas con la misma mano para que no toquen las teclas.
Ciertamente, Sarmientos gustaba de estos juegos evocativos de Guatemala. En su Música Popular para Trío, compuesta en 1987 para violín, violoncello y piano, gusta de ejercicios alrededor de ciertos temas populares de Guatemala, como Luna de Xelajú. El tema central se extrae de la canción de Paco Pérez, de la cual se escuchan, de vez en cuando, sus notas, para sabor del público.
Su mejor homenaje, además de honrarle su memoria y su coherencia social, es escuchar su música, lamentablemente tan poco escuchada.
SEMBLANZA
Estudió en el Conservatorio Nacional de Guatemala, en donde obtuvo el título de Maestro especializado en piano, composición y dirección de orquesta. Ganó varios premios en composición y fue becado para estudiar en la Escuela Normal Superior de Música, en París y posteriormente, en el Instituto Torcuato di Tella, en Buenos Aires.
Tomó cursos de perfeccionamiento con Pierre Boulez y Sergiu Celibidache.
Fue Director Artístico de la Orquesta Sinfónica Nacional de Guatemala de 1972 a 1991 y ha actuado como director huésped en numerosos países de América Latina, así como en Estados Unidos, Francia, Israel y Japón.
Como director, ha ejercido un amplísimo repertorio, que además de incluir las grandes obras europeas y la obra propia, ha ofrecido al público valiosas obras de compositores latinoamericanos.
En mayo de 1999, organizó el X Foro de Compositores del Caribe, con la presencia de 23 compositores de: México, El Salvador, Costa Rica, Panamá Colombia, Venezuela, Cuba, Puerto Rico, República Dominicana y Chile como invitado especial.
El 29 de julio de 1999, después de muchos años, se presentó en Guatemala su Concierto para Marimba y Orquesta, distinguido en Nueva York en enero de 1958 con el Primer Premio. El concierto se llevó al cabo con Orquesta Sinfónica Nacional de Guatemala y como director el Maestro Japonés Kazuhiko Komatsu y el 5 de agosto de ese año, el mismo director ofreció la primera audición guatemalteca de su obra sinfónica El Destello de Hiroshima.
Entre los muchos premios a que se ha hecho acreedor Jorge Sarmientos, destacan la Orden del Quetzal, once distinciones en el Certamen Permanente Centroamericano “15 de septiembre” y las Palmas Académicas de Francia.
Desde su inicio en 2002, es Miembro de Número del Colegio de Compositores Latinoamericanos de Música de Arte.
Destacan en su catálogo: Tres estampas del Popol Vuh ballet-drama, Tres Conciertos para piano y orquesta, Concierto para marimba, dos Sextetos para instrumentos de aliento y piano, y las obras para orquesta Oda a la libertad, Ofrenda y Gratitud y El Destello de Hiroshima.
Algunas obras destacadas de Jorge Sarmientos son:
– Cinco Estampas Cakchiqueles Descriptivas, para orquesta, (1953).
– Música para el ballet -drama El vendedor de máscaras, (Carlos Girón Cerna), (1955).
– Seis cantos de esperanza, para voz (vocalizada) de soprano y piano, (1955).
– Cuatro estados de ánimo para piano, (1956-57).
– El pájaro blanco, ballet, para orquesta, (1957).
– Concierto, para marimba y orquesta, (1957).
– Tres estampas de Popol Vuh, ballet-drama para teatro, danza, coros y orquesta sinfónica,(1958).
– Música para la película El canto del barro, (1957-58).
– Homenaje a “Rabinal Achi”, para soprano, coro mixto a ocho voces, flauta, oboe, violoncello, contrabajo, timbales, bombo y platos, (1959).
– Plegaria tuneca, para coro a ocho voces, (1959).
– Homenaje a Georgette Contoux de Castillo, sobre tres temas de Ricardo Castillo, para orquesta y piano obligado, (1960).
– Oda a la libertad, para orquesta, (1963).
– Obertura popular, para orquesta (dedicada a los obreros y campesinos), (1962).
– La conquista, ballet-drama para coro, teatro, danza y orquesta. Textos recopilados por Matilde Montoya y adaptados al teatro por Manuel José Arce, (1962-63).
– Tres cuadros corales sinfónicos, para coro, recitante y orquesta, (M. A. Asturias), (1964).
– Planetarium, para orquesta, (1969).
– La muerte de un personaje, para orquesta, sobre sesenta tintas y siete óleos de R. Cabrera, (1970).
– Bragarfonías, para coro mixto a ocho voces, piano, timbales y percusión, (1981).- Coropoema sinfónico Bolívar, para coro, recitante y orquesta, (Bolívar y M. A. Asturias), (1982).
– Homenaje a Ricardo Castillo, para orquesta, en el centenario de su nacimiento, (1981-1991).
– El Destello de Hiroshima, cuadro sinfónico, después de lectura de Toshi Maruki, (1994).