McDowell retoma tradición irlandesa


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Graeme McDowell sabía que había sido un error tan pronto miró el marcador.

Esa cómoda ventaja que Europa había llevado hasta los juegos individuales hace dos años había desaparecido, borrada por una ráfaga de birdies estadounidenses. En lugar de ir de paseo en una marcha triunfal como lo esperaba dado que era el 12do jugador en salir al campo, la Copa Ryder —para no hablar del orgullo y honor europeos— estaba en sus manos.

Por NANCY ARMOUR MEDINAH / Agencia AP

«Esos últimos siete hoyos, nunca he estado tan nervioso en mi vida», recordó McDowell el martes. «La recta final de ese día fue parte del golf más difícil que había jugado en mi vida, y parte del más angustiante. Hunter Mahan y yo, alguien iba a ser el héroe y alguien iba a ser el villano ese día».

«Afortunadamente fui capaz de cumplir mi misión».

Por supuesto que lo hizo. Cuando la Copa Ryder está en juego, los irlandeses lo suelen hacer.

McDowell consiguió el punto ganador en el Celtic Manor con un birdie de 4,5 metros en el hoyo 16, con lo que se sumó a Darren Clarke, Paul McGinley, Philip Walton y Christy O’Connor Jr. como héroes irlandeses en uno de los escenarios más grandes del golf.

No sería sorpresivo si esa suerte irlandesa se sostiene esta semana. Aunque el capitán de Europa, el español José María Olazábal, se negó a dar ninguna pista sobre su alineación, es casi seguro que McDowell estará jugando con el número uno del mundo, Rory McIlroy, su buen amigo y compañero norirlandés, cuando la Copa Ryder comience el viernes en el Medinah Country Club.

Emparejados hace dos años, tuvieron foja de 1-1-1 en duelos de equipo.

«Es uno de nuestros principales hombres», dijo Olazábal de McDowell. «Le encanta esta competición, y creo que saca lo mejor de él. Él es un jugador muy valiente. No importa si no está golpeando bien la pelota, va a luchar hasta el final. Luchará por cada tiro, por cada centímetro. Y vimos eso en el pasado».

Si Olazábal lo envía de último al campo en individuales una vez más, McDowell estará listo para cumplir de nuevo.

«¿En qué lugar jugaré el domingo? Quién sabe», dijo. «Una parte de mí adoraría tener esa oportunidad otra vez; a una parte le encantaría, una parte de mí lo odiaría. Voy a tomar lo que venga».