Vargas Llosa revela lo bueno y lo malo del Nobel


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A casi dos años de haber ganado el Premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa reveló los aspectos positivos y negativos del máximo reconocimiento literario.

«El Premio Nobel representa una semana que es un cuento de hadas y un año que es una pesadilla por todos los compromisos», afirmó el escritor premiado en el 2010. «Pero ese año ya ha terminado y estoy trabajando nuevamente como de costumbre».

Por JORGE COVARRUBIAS NUEVA YORK / Agencia AP

«Escribir es una tarea apasionante», agregó el martes por la noche en una conferencia en el Instituto Cervantes de Nueva York. «Siento la misma ilusión y las mismas dificultades que al comienzo. Escribir es una experiencia misteriosa».

Vargas Llosa participó en un programa doble en el que se presentó la edición conmemorativa de su primera novela, «La ciudad y los perros», publicada hace medio siglo, que a juicio de la crítica es una de las obras que dio comienzo al auge de la literatura hispanoamericana.

En ese año y al siguiente se publicaron «La muerte de Artemio Cruz» de Carlos Fuentes, «Rayuela» de Julio Cortázar, «Bomarzo» de Manuel Mujica Láinez y «El astillero» de Juan Carlos Onetti.

«Fue mi primera novela», agregó. «Aprendí mucho escribiéndola. Encontré una manera de escribir que tenía que ver con mi propia personalidad. Desarrollé una técnica que después he ido utilizando en mis obras siguientes. Creo que ningún escritor comienza sabiendo escribir ni sabe qué tipo de escritor quiere ser. Se descubre con la práctica. Creo que las primeras obras son decisivas».

El autor peruano manifestó también preocupación por el futuro del libro, «ese objeto emblemático de la cultura, de la civilización».

«Existe una gran incertidumbre por el futuro del libro», afirmó. «¿El libro digital continuará usando otro soporte o va a producir una transformación del contenido? ¿Será mejor o será peor? Mi esperanza es que el libro digital coexista con el libro de papel».

«Sería preocupante que la pantalla (de la computadora) hiciera lo que hizo la televisión a su contenido», advirtió. «Pero eso depende totalmente de nosotros. Es importante que eduquemos a las nuevas generaciones para que tengan el mismo apetito por los libros».

Vargas Llosa lamentó igualmente la «frivolización de la cultura» que la ha ido convirtiendo en un entretenimiento.

La cultura, enfatizó, «no es sólo importante para enriquecer nuestras vidas sino también para el funcionamiento de la sociedad. La banalización de la cultura puede afectar la naturaleza misma de la sociedad».

La primera dama de Perú, Nadine Heredia, estuvo presente en la conferencia y afirmó que Vargas Llosa «ha llevado nuestra lengua común a las más altas cumbres de la expresión literaria como peruano, como latinoamericano, como ciudadano del mundo».

«Los peruanos debemos agradecer y reconocer el compromiso de Vargas Llosa por la libertad y por los derechos humanos», agregó al tiempo que subrayó que la obra y acción del escritor «nos ha permitido ver los grandes vacíos de nuestra democracia».

Tras la conferencia, Vargas Llosa participó en un animado diálogo con el director del Instituto Cervantes, Javier Rioyo.

En una sesión previa hablaron varios estudiosos de la obra de Vargas Llosa, entre ellos el director de la Academia Norteamericana de la Lengua Española (ANLE), Gerardo Piña Rosales, y el director del boletín de la ANLE, Eugenio Chang Rodríguez. También hablaron los críticos y escritores José Esteban, José Miguel Oviedo y Juan Jesús Armas Marcelo.