Los pobres y el negocio de la pobreza


Edgar-Balsells

La columna del día de ayer de Oscar Clemente se tituló “En realidad, pobres los pobres”, y se trata de un análisis oportuno de la realidad de la pobreza en el país. El tema como es de esperarse se le endilga al gobierno de turno, pues aquí y en Timboktú tan delicado y complejo problema social es una de las tareas más cruciales de los partidos políticos y de los poderes del Estado, principalmente del Ejecutivo.

Edgar Balsells


Pero ¿qué se puede esperar?, si por estos lares el negocio de la pobreza ha sido un tema que aunque es parte de la vergüenza nacional, está en las entrañas del modelo mercantilista y de reproducción del sistema. Y si usted no me lo cree le recomiendo primero empezar con leer el más reciente libro de Irene Piedrasanta que lleva como título “Alfabetización y Poder en Guatemala”.

Irene se pregunta ¿por qué en Guatemala fracasó el proyecto alfabetizador tanto tiempo?, y ¿por qué se acumuló el retraso educativo, al punto de colocarse en los últimos sitiales no sólo de América Latina, sino de la región istmeña?

De acuerdo a un excelente análisis que realiza Carolina Escobar Sarti, del libro de Piedrasanta, se concluye que alfabetizar a la gente era afectar cuotas de poder. En tal sentido, diversos actores políticos y económicos han instrumentalizado el analfabetismo y la alfabetización para mantener o bien para ampliar posiciones en la estructura de poder.

Y para ir más allá, pareciera ser que la educación y la alfabetización han sido consideradas como subversivas dentro la lógica colonial maniquea guatemalteca, de acuerdo al interesante análisis efectuado por Escobar Sarti y que este escribiente comparte totalmente.

Y también para caminar hacia lo más profundo, existen abundantes estudios que demuestran que por estos lares y en otras realidades latinoamericanas, principalmente en donde abundó históricamente la tierra y la fuerza de trabajo, el modelo de acumulación de capital se basó primordialmente en una alta “transpiración”, en vez de “inspiración”, como bien lo dice Amartya Sen, premio nobel de Economía y autor de importantes obras sobre la historia del desarrollo.

Ahora bien, ahondando en las opiniones vertidas por Oscar Clemente, podemos advertir que los pobres están fregados por todas partes, pues no sólo son carne de cañón del modelo económico vigente, sino del electorerismo y del clientelismo en el cual se basa la democracia latinoamericana, que busca la conquista de votos por parte de verdaderos ineptos en la cosa pública, pero hambrientos de la abundancia y del status que proveen las poltronas oficiales.

Valga también la siguiente reflexión en virtud de que según publicación del lunes en La Nación de Costa Rica, Guatemala es el país centroamericano con más millonarios, mientras que las naciones del sur del Istmo, Costa Rica y Panamá, son las que van a la zaga en medir el éxito económico por la cantidad de ricachones.

En los comentarios de los blogueros ticos de La Nación abundan diversas opiniones, unas un tanto denigrantes de la región; sin embargo, admiro un comentario de un mi coterráneo de nombre Ricardo Morataya quien afirma que para entender nuestro país hay que ver a su rica pero controvertida historia y a los antecedentes de militarismo y dictadores de turno. Y yo añadiría, que otra causal es su modelo económico, basado en la “transpiración”, más que en la “inspiración”.