El exjefe de policía que está en el centro de un sórdido escándalo político será sentenciado el lunes mientras los líderes chinos se movilizan para acabar con un desastroso asunto que ha incomodado una delicada transición de poder.
La corte de Chengdu anunció hoy la fecha del veredicto para Wang Lijun, cuyo juicio de dos días por los cargos de deserción, abuso de poder y otros supuestos delitos concluyó ayer.
Una vez que se conozca el veredicto, se espera que los líderes chinos lidien con el tema más irritante del escándalo: si se procesa a Bo Xilai, el exjefe de Wang, un líder caído en desgracia que alguna vez fue visto como una estrella política en ascenso y un político inusual con popularidad nacional.
Wang, un autoritario jefe de policía de la ciudad de Chongqing, desató el escándalo cuando buscó refugio en un consulado de Estados Unidos en febrero. El oficial dijo a los diplomáticos que Gu Kailai, esposa de Bo, asesinó al empresario británico Neil Heywood por una disputa empresarial. Los fiscales también dijeron que Wang solicitó asilo, aunque después se entregó a las autoridades chinas.
Los crímenes de los que está acusado Wang por lo general reciben entre 10 y 20 años de prisión si las sentencias se cumplen consecutivamente, aunque la vida en prisión o incluso la pena de muerte son posibles para las faltas más graves.
En un relato oficial de su juicio, los fiscales argumentaron que Wang recibió un castigo más indulgente porque cooperó para exponer el asesinato cometido por Gu. Agregaron que su información sobre los crímenes de otros «debe ser considerado un servicio meritorio mayor».
El relato también sugirió que la «principal persona a cargo del comité del partido de Chongqing en ese momento» —es decir Bo— supo del asesinato y no hizo nada. La referencia en el juicio sugiere que es posible que Bo enfrente cargos penales.