Nuestro vino de plátano



En enero de 1891, José Martí­ publicó en dos periódicos, uno de Nueva York y otro de México, su ensayo «Nuestra América», que se ha convertido en uno de los textos fundamentales de la identidad hispanoamericana.

Pese a que ya son más de cien años de la publicación de «Nuestra América», asombrosamente aún conserva una vitalidad impresionante, y las ideas que ahí­ se exponen aún no han perdido del todo la vigencia.

En el texto, hay una frase que se ha popularizado en el lenguaje coloquial, y hasta Carlos Pueblo compuso una canción con ella. La frase es: «Nuestro vino, de plátano; y si sale agrio, ¡es nuestro vino!»

En una interpretación bastante general, la frase dictamina que hay que valorar lo nuestro, aunque esto no sea lo mejor. Sin embargo, a veces pensamos que, sólo por el hecho de que sea guatemalteco, debe ser apoyado, y caemos en nacionalismos falsos, tratando de exaltar personajes que no lograrí­an trascender allende de nuestras fronteras.

En el texto original de Martí­, se especifica que América ha apreciado más lo europeo (o lo estadounidense), y que hasta se imitaba sus formas de gobierno, por lo cual no se habí­a logrado un verdadero desarrollo.

Según Martí­, cada paí­s debe tomar en cuenta su realidad, y no imitar modelos de otras naciones. Así­, aunque el vino de uva sea mejor, en Cuba era más viable hacerlo de plátano, por ser un árbol que se da con naturalidad.

En Guatemala, entendemos mal la frase, ya que glorificamos a personajes de los distintos ámbitos (deportivo, cultural, polí­tico, social, etc.), y pedimos apoyarlos sólo porque son guatemaltecos, a pesar de que no sobresaldrí­an en otros paí­ses.

Por el contrario, se siguen adoptando fórmulas de otras naciones, pensando que aquí­ deben pegar a como dé lugar. Mejor nuestra cuxa.