A Mario Vargas Llosa nunca le costó transitar por la delgada línea que muchas veces separa la literatura del periodismo.
Después de 60 años vinculado a los medios de comunicación, el Nobel de Literatura peruano presentó el pasado martes el libro «Piedra de toque», que reúne en tres volúmenes su extensa obra periodística y supone una mirada al último medio siglo bajo el prisma de una de las voces más importantes de la actualidad.
El libro, publicado en la editorial del Círculo de Lectores de Madrid, recoge artículos, reportajes y semblanzas que Vargas Llosa empezó a escribir cuando hacía sus primeros pinitos en el diario «La Crónica» de Perú en 1952 y abarca textos publicados hasta el pasado 1 de julio.
Vargas Llosa defendió el periodismo como un oficio fundamental para «mantener el espíritu crítico» y el mejor termómetro de una sociedad libre.
«El periodismo es fundamental para mantener el espíritu crítico en la sociedad», dijo Vargas Llosa durante la presentación de la obra en la capital española. «No hay mejor manera de medir el grado de libertad».
El escritor evocó los viejos tiempos del periodismo de máquina de escribir y olor a tabaco, alejado de las nuevas tecnologías. Aunque defendió que la esencia del oficio sigue siendo la misma.
«Antes, la profesión era una actividad romántica y bohemia y las redacciones, peceras llenas de humo con el ruido infernal de las máquinas de escribir», explicó. «Pero hay algo que nunca cambia. Día a día hay que hacer un ejercicio de síntesis».
A lo largo de estos años, Vargas Llosa combinó artículos de opinión con retratos y textos dedicados a grandes figuras de la política mundial como la británica Margaret Thatcher o el presidente sudafricano Nelson Mandela. Y confesó que siempre trabajo con total libertad.
Incluso el autor de libros como «La ciudad y los perros» admitió que muchas veces el periodismo le abrió puertas que creía cerradas para crear tramas y personajes en la ficción.
«El periodismo me ha permitido conocer a mucha gente, es una fuente extraordinaria», afirmó.