El título del presente trabajo se refiere a la coordinación milimétrica con que opera la Policía Nacional Civil, y para ejemplo les cuento lo siguiente: Recientemente viajé a Huehuetenango, lo hice durante la noche en un autobús de lo que consideré más cómodo; salí a las 22:30 horas y me arrellané en el sillón; una mala película «pirata» se proyectaba en la pequeña pantalla de televisión dispuesta para distraer a los pasajeros. Pensé: ¿Por qué aquí no cae la PNC a requisar y decomisar esta película; a ver si así ponen una buena.
Pasaba el tiempo y el vehículo rodaba a buen paso; yo ignoraba que íbamos rumbo a presenciar un anticipado «vía crucis» en vivo, en directo y a todo color. PRIMERA ESTACIí“N: Kilómetro 105, aproximadamente aldea Agua Escondida, Tecpán, Chimaltenango; el bus se detiene, suben dos o tres agentes uniformados de la PNC, uno de ellos, amablemente, nos pidió nuestros documentos de identificación. Una señorita cercana a mí les muestra un «permiso de entrada al país»; los agentes del orden bajan a unos pasajeros, incluyendo a la señorita aludida… pasan unos minutos y luego suben todos, un hombre de aproximadamente 30 años de edad, murmura: «Hijos de su madre perra…» El autobús continúa su marcha.
SEGUNDA ESTACIí“N: Kilómetro 131, aproximadamente, Sololá. El bus se detiene nuevamente; suben dos agentes uniformados de la PNC, ya no nos piden nuestros documentos; se dirigen directamente a los pasajeros que fueron bajados por los otros uniformados y… nuevamente los bajan del autobús. Pasan unos minutos y luego vuelven a subir evidentemente molestos, otra vez escucho denuestos… «desgraciados»… «ladrones»… El bus vuelve a rodar por la oscura carretera.
TERCERA ESTACIí“N: San Francisco El Alto, Quetzaltenango. Nuevamente se detiene el autobús; suben dos agentes de la PNC uniformados. Ya no dicen nada; se dirigen directamente a los mismos pasajeros que sus compañeros ya habían bajado del autobús antes y… los vuelven a bajar… pasan algunos minutos, retornan casi todos, faltan dos… El autobús arranca y principia a rodar lentamente y recorre unos 50 metros. Se detiene y los pasajeros faltantes suben presurosos, ya no parecen disgustados, sino asustados. El bus sigue adelante, impasible, los pasajeros que no hemos sido bajados, o al menos casi todos, volvemos a acomodarnos en los sillones como mejor se pueda…
CUARTA ESTACIí“N: «Huehuetenango. Casi cinco o diez kilómetros antes de llegar a la ciudad… el bus se detiene, suben dos agentes de la PNC uniformados. Se dirigen a los pasajeros que ya antes habían bajado varias veces, los vuelven a bajar… pasan varios minutos, el piloto del bus se impacienta, arranca… se adelante un poco, se detiene… llegan los pasajeros que bajaron ¡pero no todos! Faltan dos, los mismos que antes se retrasaron. Los que se suben al autobús se ven afligidos, pero no dicen nada, entran y se acurrucan tímidamente en sus sillones… el bus continúa su marcha.
Llegamos a la Terminal de Huehuetenango, el piloto lo anuncia y nos bajamos quienes allí nos quedamos. Un solar mal iluminado, una reja y un guardián perezoso que nos apremia para que salgamos pues quiere ir a dormir nuevamente. -Señorita, ¿usted es de por aquí? -No yo soy de… (un país más al sur que el nuestro, muy cercano). ¡Ah! ¿Por eso la bajaron los policías? ¡Cállese!, yo traigo un permiso porque vengo a recibir un curso especial, pero esos pobres que no traían nada… ¿Qué? Inquiero, más por temor de confirmar mis sospechas, que por curiosidad. A esos pobres, cada vez que los bajaban les «sacaban» Q300 a cada uno.
Yo vi cuando la señorita ya no tenía dinero, el policía la empezó a «trastear» toda, el muchacho que iba con ella y se quedó, fue el que le dio el dinero porque dijeron que se la iban a «coger» entre todos. Yo me asusté mucho. Bueno… ¿y qué pasó después? No sé. En la última parada, cuando los bajaron, ya no llevaban dinero y allí los dejamos con los policías, a saber qué les pasó… FIN DEL VíA CRUCIS O ¿CRUCIFIXIí“N DE ESAS POBRES GENTES?
De todas maneras, yo concluí lo siguiente: La Policía Nacional Civil si actuó coordinadamente, pues las distintas Comisarías de todos esos departamentos dispusieron de elementos suficientes para extorsionar a estas personas por no identificarse debidamente (casi estoy seguro que eran indocumentados en tránsito, de los que viajan para los Estados Unidos de América) ¡SI HAY COORDINACIí“N EN LAS FUERZAS POLICIALES! ¡AH! Y ESO PASA CADA DíA, SIN QUE NADIE HAGA NADA!