Ha transcurrido el período en el que el entonces candidato Otto Pérez Molina dijo que los guatemaltecos empezaríamos a sentir los cambios en materia de seguridad y hay que reconocer que ha bajado el número de asesinatos, pero el clima de violencia que provocan los constantes asaltos en la vía pública no ha disminuido para nada y, al contrario, se siente como que los ladrones andan más tranquilos, a sus anchas, sin que las fuerzas de tarea que se organizaron para controlarlos hagan algo.
El robo de celulares y de otras pertenencias de automovilistas y de pasajeros del transporte público sigue a la orden del día y no hay poder de Dios que le devuelva la calma a la gente. En pleno centro de la ciudad pululan los salteadores que atacan también a los peatones o a los automovilistas que se detienen en algún semáforo y les roban todas sus pertenencias pistola en mano. Ya se sabe que los agentes de la PMT no mueven un dedo porque dicen que no están para eso, pero ni siquiera usan sus medios de comunicación para alertar a la PNC, en una evidente y pasmosa falta de coordinación.
Creemos que el buen trabajo que en algunas áreas ha realizado el Ministerio de Gobernación, con la cooperación de un Ministerio Público mucho más eficiente, tiene que verse y sentirse también en cuestiones cotidianas y muy sensibles. No puede ser que sigan los asaltos a los buses y que los automovilistas sigan siendo despojados de sus celulares, computadoras y relojes de esa forma tan impune que ya es característica de nuestra realidad diaria.
Precisamente en lo que más se tenía que sentir una efectiva mano dura para atacar de manera frontal a los maleantes es en contra de esas bandas de asaltantes a los que, además, hay que hacerles la caída cuando están vendiendo los objetos robados. Formas de atacar a ese tipo de criminales hay muchas, pero ese tema como que no ha llegado a ser prioridad para las autoridades policiales de este gobierno.
El problema no es únicamente por la pérdida de los bienes que se roban, sino que hay que tomar en cuenta de manera muy especial que hay muertos en muchas ocasiones con motivo de tales robos y que, en todos los casos, hay severo daño psicológico del que cuesta mucho reponerse para todas las personas que sufren el momento traumático de un asalto en plena vía pública. Ojalá que se entienda la enorme importancia que tiene el que trabajen y lo hagan bien las fuerzas de tarea contra los asaltos.
Minutero:
Estamos llenos de ladrones
que asaltan al viandante
y que ven muestras de botones
en el funcionario campante