Mientras los propietarios de circos nacionales demandan del presidente de la República, í“scar Berger, el veto del decreto Legislativo 28-2007 que reforma la Ley de Espectáculos Públicos por considerar que otorga clara ventaja a los circos internacionales, el diputado ponente de la iniciativa considera lo contrario.
Desde el miércoles de la semana anterior cuando en la última sesión ordinaria del pleno del Congreso el diputado Leonel Soto Arango solicitó por medio de una moción privilegiada alterar el orden del día para que el congresista Marvin García Buenafé presentara la iniciativa para modificar el Decreto Legislativo 38-70, se ha desatado una serie de controversias por sectores que apoyan la modificación y por quienes la rechazan.
Ambos congresistas representan a la Unidad del cambio Nacionalista y su decisión de modificar la citada ley los ha puesto en el ojo del huracán, tomando en cuenta que los propietarios y trabajadores de al menos 30 circos guatemaltecos los califican de traicioneros, pero ellos tienen otra interpretación de sus intenciones a nivel legislativo.
La dirección general de Culturas y Artes del ministerio de Cultura y Deportes dictaminó a través de Ligia Castro-Conde, jefa del Departamento de Espectáculos, a solicitud de Emilio Moreno, representante de los circos Fuentes Gasca de México, autorizar la instalación del mismo en el departamento de Huehuetenango del 20 de abril al 1 de mayo, en Quetzaltenango del 4 al 15 de mayo y en Escuintla del 18 al 21 mayo pero al revisar la ley vigente se estableció que no se puede autorizar, tomando en cuenta que la reforma aún no se encuentra vigente.
De acuerdo con lo expresado por el diputado García Buenafé, antes de ser reformado el artículo 3 de la citada ley de espectáculos se interpretaba de la siguientes manera: «Se prohíbe el funcionamiento de empresas de circos extranjeros en los departamentos de la República, con excepción de la cabecera del departamento de Guatemala, salvo el caso de que por la naturaleza de los espectáculos la Dirección de Cultura y Bellas Artes los autorice».
A criterio del congresista que promovió la reforma, lo único que se busca con ello es que la población del interior del país se divierta con espectáculos de buena calidad y que éstos no sean exclusivamente para los habitantes de la ciudad capital.
Considera, además, que esta reforma que da libertad a los circos internacionales a realizar sus presentaciones en todo el país, también obligará a los empresarios nacionales a mejorar el nivel de sus espectáculos para competir de una manera justa, lo cual no comparten los empresarios nacionales.