La Comisión Ballenera Internacional (CBI) que se reúne del 28 al 31 de mayo en Anchorage (Alaska) está dividida, en un momento en que Japón continúa con sus esfuerzos para obtener el fin de la moratoria sobre la caza comercial de ballenas, vigente desde hace 20 años.
La reunión de la CBI, que cuenta actualmente con 75 miembros, estuvo precedida por los trabajos a puertas cerradas del comité científico de la comisión, también reunidos en Anchorage desde el 7 de mayo.
Este debe elaborar un informe que será entregado a la CBI el 28 de mayo.
El objetivo a largo plazo de Japón es poner fin a la prohibición de la caza comercial de ballenas, pero esta cuestión no será específicamente debatida en Anchorage. Será sólo el telón de fondo de las discusiones, según Kate Nattrass, portavoz del Fondo internacional para la protección de los animales (IFAW, por su sigla en inglés), organización privada estadounidense.
Para levantar la moratoria se requiere una mayoría de tres cuartos de los votos, y Japón y los otros países que están a favor de hacerlo, como Noruega e Islandia, están lejos de obtener un apoyo de este tipo.
En cambio, la batalla se concentrará en la posibilidad de modificar algunas reglas de funcionamiento de la CBI, para lo cual se requiere de una mayoría simple.
«Eso puede debilitar considerablemente el énfasis de la CBI» en favor de la protección de las ballenas, estimó Nattrass.
Se manifestó sin embargo «optimista sobre las posibilidades de obtener una mayoría» en favor de la protección de los cetáceos, luego que varios países que son favorables a esa postura se unieron recientemente a la CBI. Se trata sobre todo de países de América Latina.
Pero es muy difícil prever el resultado de las discusiones, en un momento en que la CBI parece dividida en dos bloques con similar peso, añadió la portavoz.
Tokio logró el año pasado, en la reunión anterior de la CBI en Frigate Bay (St. Kitts y Nevis), obtener una mayoría simple (33 votos contra 32) a favor de una resolución simbólica, juzgando «ya no es necesaria» la moratoria sobre la caza de ballenas.
Para eso, Japón logró convencer a varios pequeños países de apoyarlos prometiéndoles ayudas para su pesca y otras formas de asistencia, afirman las organizaciones de protección de los cetáceos.
La reunión de la CBI a fines de mayo se centrará probablemente en dos grandes temas, según el IFAW.
En primer lugar, la renovación de las cuotas para la caza «de subsistencia», otorgadas cada cinco años por la CBI a las poblaciones autóctonas de Alaska y Rusia.
El segundo gran tema será la demanda de Japón de obtener la autorización de cazar 50 ballenas jorobada, muy protegidas, con fines denominados «científicos» en un santuario del océano Antártico.
Tokio podría poner como condición a su apoyo a la primera propuesta que Washington acepte apoyar su demanda para autorizarlo a cazar la ballena en las costas niponas.
En una conferencia internacional en Tokio en febrero, el principal negociador japonés en la CBI, Joji Morishita, llamó a los países opuestos a la caza de ballenas a abrir el diálogo, en vez de sistemáticamente rechazar sin debatir las propuestas de los países balleneros.
Japón mata más de 1.200 cetáceos por año con un pretexto científico, según el IFAW. La pesca limitada de ballenas está autorizada por la CBI para la investigación y preservación de la especie.
En comparación, Noruega e Islandia cazan 600 y 30 cetáceos anuales, respectivamente.