El sacrificio, las levantadas temprano, el sudor de los entrenamientos valió la pena Barrondo en un deporte para muchos desconocido, desapercibido, pero para un valiente chapín no fue así, ya que con esfuerzo representó al país, pensando en el azul, blanco y azul de nuestra bandera nacional.
Carlos Caal Aguilar
Esa presea plateada Barrondo la ganaste en Europa, un hombre de maíz, compitiendo solo a la par de tres chinos y que para ellos de repente apareciera un quekchí, de la Tierra del Quetzal, un atleta cobanero que se logró meter y no dejar que esa medalla se la quitaran de las manos y que pertenece al departamento de Alta Verapaz, lugar donde ese metal guarda las mejores minas de plata.
Barrondo esa medalla llévatela a Cobán, lugar de la flor nacional como lo es “la monja blanca”, porque te pertenece, no dejes que ahora resulten muchas personas con intereses personales que nada que ver con tu triunfo, y que ahora quieran salir a la par tuya en las tomas de fotógrafos de los diferentes rotativos para ganar protagonismo, cuando nadie daba un centavo por tu persona y mucho menos por tu deporte, pero gracias a tu preparación y condición física, asesoramiento de tu entrenador, ganaste lo que muchos no esperábamos, esa medalla de plata que para el país va a hacer histórica y pasarán muchos años para que otro deportista vuelva a ganar otra. Adelante Erick Barrondo, ya que antes de los Juegos Olímpicos eras un atleta desconocido para todos, pero ahora que ya entraste a la fama continúa con tu humildad que te caracteriza como todo buen guatemalteco y con sangre altaverapacense.