Sin transparencia no debiera autorizarse el Presupuesto


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Si el gobierno de Pérez Molina hubiera tenido real interés en manejar los fondos públicos con transparencia debió haber exigido al Congreso que sin la aprobación de las leyes de transparencia no debiera aprobarse el Presupuesto de ingresos y gastos para el 2013. Muchos lectores podrán decir, y con justa razón, que este columnista amaneció con ganas de escribir babosadas.

Francisco Cáceres Barrios
fracaceres@lahora.com.gt


Pero no, no es necedad, tontería, cosa intrascendente o sin valor decirle y hasta exigirle a quienes ocupan cargos de elección popular que no es suficiente que digan ser honrados, sino que deben demostrarlo y, en vista de que esto último no ha aparecido por muchas partes, llegó la hora de legislar para que el dinero que el Estado recauda a través de impuestos se maneje con toda transparencia, sin subterfugios ni cosa que se parezca.

    A mucha gente le gusta dar un montón de vueltas para llegar por fin a lo que realmente interesa. No soy de las personas que busca y rebusca palabras suaves en el diccionario para que los funcionarios y empleados públicos no se vayan a molestar por lo que escribo. No soy agresivo ni ofensivo, mucho menos falso acusador, sino simplemente digo lo que tanta gente quiere decir en un medio de comunicación, pero no tiene cómo hacerlo o simplemente prefiere quedarse en un oscuro rincón para no correr riesgos de ninguna especie.

    Pero los guatemaltecos dentro de su pasividad y aparente indiferencia están que arden, es que ya no aguantan ver cómo el dinero de los presupuestos se derrocha o se mal utiliza en tantas cosas que debieran ser total y absolutamente transparentes como es la compra de medicinas a los hospitales. ¿Por qué se insiste en comprarlas a través de un contrato abierto que todos sabemos solo benefician a dos farmacéuticas?, ¿Por qué la desfachatez de seguir pagando con fondos del Estado los favores electorales?, ¿Por qué Guatemala sigue negándose a formar parte del convenio regional existente que le permitiría ahorrarse muchos millones de quetzales al poder comprarle medicinas  directamente a los productores?

    Pero la compra de medicinas resulta ser pura calleja ante las compras de bienes y servicios por la vía directa que el Estado ejecuta sin ser licitadas amparándose en una disposición de la Ley de Compras y Contrataciones, ignorando o soslayando que tiene un límite de Q90 mil. Ese mañoso proceder ha provocado que hasta el momento esas adquisiciones en conjunto ya sobrepasen los Q285 millones. ¿Y qué dice el gobernante que juró una y mil veces  durante la campaña electoral de combatir ferozmente la corrupción? Nada, simplemente sigue prometiendo como si estuviera todavía en campaña, que el año entrante sí va a hacer todo lo posible porque todos sus actos de gobierno sean transparentes. ¿Alguien duda que lo que le hace falta a Guatemala es dignidad, honradez y capacidad?