Los jóvenes hemos tenido siempre una importancia relevante ante los pueblos del mundo, por lo que representamos ante la sociedad. Existen Estados en donde se comprometen realmente con dicho sector, y hay otros que hacen el esfuerzo por brindarles lo que puedan necesitar para que los que formaremos la sociedad y el país del mañana podamos tener más y mejores oportunidades.
En Guatemala contamos con una organización estatal que hace esfuerzos para poder darles a los jóvenes lo que necesitan a fin de lograr mejores condiciones, como lo mencioné anteriormente; todos conocemos o hemos escuchado del Conjuve, el problema que veo es que esta entidad ha dedicado mucho sus programas y tiempo a temas únicamente deportivos, que obviamente son muy necesarios para nosotros, pero pienso que no son los únicos que se deben de tratar con seriedad y a profundidad; lo que los jóvenes quieren y necesitan son muchas cosas más que pasan más allá de lo deportivo.
Hace poco veíamos cómo en el país se presentó una nueva política nacional de la juventud, y digo ‘nueva’ porque si recordamos el gobierno anterior ya tenía una política, que por cierto nunca me enteré que se le diera mayor seguimiento. Creo que la actual propuesta tuvo que haber sido mucho más socializada entre nosotros los jóvenes, que al fin de cuentas somos los beneficiados o perjudicados, y con esto no quiero decir que la propuesta no sea funcional.
Ahora bien, en este tema creo que la Conjuve junto con las organizaciones civiles de jóvenes deberíamos de sentarnos, hablar y proponer también una verdadera política nacional de la juventud consensuada, socializada y que refleje realmente de los mismos jóvenes sus necesidades o todas aquellas cosas que necesitamos sean atendidas.
Una política que supla las necesidades de un desarrollo integral de la juventud. Necesitamos espacios de debates, espacios de formación profesional y técnica, en fin, una política que nos marque los lineamientos de cómo podemos crear mejores condiciones para suplir las necesidades específicas de aquellos jóvenes que esperan y creen en que podemos darles una guía o una hoja de ruta y sobre todo que esta propuesta marque un inicio para crear también un verdadero marco legal para que ese desarrollo integral sea garantizado por el Estado y que los jóvenes sepan que sus intereses también están protegidos.
Tampoco quiero cuestionar la buena voluntad del Presidente o la Conjuve o de todo el equipo encargado de realizar la nueva política de la Juventud; pero sí pienso que, al igual que los temas trascendentales del país, podamos tener un verdadero debate y socializar, como es debido, la política, poder acercarnos realmente al joven que necesita ser escuchado y que quizá no se le ha dado esa oportunidad aún.
En fin, la propuesta ya está hecha y ahora nos toca darle seguimiento para que no pase como hasta ahora ha sucedido, que únicamente se quede en un libro, en un acto simbólico o en buenas intenciones. Espero exista realmente la voluntad política de querer hacer cumplir los objetivos presentados y trazados por el Gobierno, y si no existiera esa voluntad creo que tendríamos que aplicar aquello que el ex diputado Contreras predicó mucho, el Empoderamiento del Ciudadano.
Hagamos nosotros mismos que las cosas funcionen. Aunque parezca que no podemos hacer nada, como siempre lo he dicho y lo he escrito: de nosotros depende también en gran medida que las cosas puedan ser funcionales; provoquemos que las cosas funcionen y empecemos a demostrarnos a nosotros mismos que no solo queremos “sí, que no, que lo vamos hacer”.