Si doña Sandra no corre


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Como ya lo he comentado en columnas anteriores mis esperanzas de ver una Guatemala en el camino correcto no son muy alentadoras, ni siquiera con el mejor de los resultados en las elecciones de septiembre próximo.

John Carroll

 


No tengo muchas esperanzas de un cambio real y profundo, porque estoy convencido de que la solución a los problemas está en la transformación del sistema y no solamente en el cambio de funcionarios. Hasta la fecha no he encontrado propuestas de ningún candidato que se enfilen por ese camino. La encuesta publicada recientemente por el matutino Prensa Libre nos dice pocas cosas a simple vista, pero es importante analizarla profundamente para poder tomar mejores decisiones. El Patriota sigue al frente como todos sabí­amos desde hace meses y casi seguramente continúe así­ hasta el 11 de septiembre, ahora bien, si analizamos de que se compone ese resultado yo lo desglosarí­a en tres grandes grupos: 1. El voto duro que el General viene cosechando desde la elección pasada. 2. El voto de caballo ganador y de votante emocional, el ganado con cancioncitas y un vendaval de spots de TV y vallas publicitarias. 3. El voto antiSandra o antiUNE o anticontinuismo. Dando por válida mi teorí­a podrí­amos suponer que en caso las distintas instancias judiciales, la Corte de Constitucionalidad o el mismo Tribunal Supremo le nieguen la participación a doña Sandra la piñata del 11 serí­a totalmente distinta. A ver, Pérez Molina perderí­a más o menos un tercio de su soporte quedando en alrededor de 24%.  Suger, Caballeros o Baldizón podrí­an cosechar parte de ese 10% llegando cualquiera de ellos a 15% sin tomar en cuenta la cosecha de los votos que la señora dejarí­a tirados, lo que nos darí­a una segunda vuelta mucho más reñida y complicada obligando a los candidatos a presentar más propuestas que alegatos.

No cabe duda que lo mejor que a mi criterio nos puede pasar es que doña Sandra no corra porque esto provocarí­a dos cosas fundamentales para mantenernos en el hilo sin caernos. Primero, el Patriota no tendrí­a el triunfo asegurado, como pienso que lo tiene con la participación de doña Sandra. Segundo, el voto cruzado aflorarí­a porque quitar de la mente de una gran cantidad de electores el mensaje de “que no quede la vieja” es vital para poder obtener votantes más abiertos y atentos a escuchar propuestas. Es distinto que lleguen a las urnas votantes con ganas de construir que con ganas de destruir.  Si no corre doña Sandra,  por cualquier motivo,  difí­cilmente veamos una aplanadora de diputados con control total en el Legislativo, si corre, tengo la sospecha de que aquello parecerá la selección de Holanda. 

Puedo concluir entonces que la participación o no de doña Sandra será determinante en las próximas elecciones, no por lo mala que pueda ser la candidata, sino por lo que cambian las cosas sin su participación.

Para que la de vaqueros que me eché se cumpla es fundamental que la señora no participe y para que eso suceda hay dos posibilidades; que las autoridades hagan su trabajo y como corresponde según la Constitución Polí­tica se le prohí­ba la participación;  o que el pueblo se levante y se haga escuchar, no en contra de doña Sandra necesariamente sino en defensa de la Constitución  y que entonces a la señora se le acongoje el corazón y sepa que se está metiendo a camisa de once varas y entonces desista de participar.
 
Por eso le sugiero amigo lector que en cualquier caso no vote en contra de nadie, sino a favor de quien usted crea es el mejor candidato y le reitero la importancia que tiene para nuestro futuro la formación de un Congreso respetable porque sólo desde el pleno del Legislativo se pueden hacer los cambios de fondo que necesitamos.