El presidente ruso, Vladimir Putin, inicia hoy una visita a Viena destinada a fortalecer los vínculos económicos con Austria, pero corre el riesgo de tener que hacer frente a una discusión difícil sobre el retroceso de los valores democráticos en Rusia.
El viaje a Austria, miembro de la Unión Europea pero no de la OTAN, mediador tradicional entre Rusia y Europa occidental, es el primer desplazamiento del presidente ruso desde la cumbre Rusia-UE de la semana pasada, que terminó en un rotundo fracaso.
Putin llegó acompañado de su esposa Ludmilla y de una importante delegación de hombres de negocios alrededor de las 12:45 horas al aeropuerto de Viena para una visita de sólo 24 horas.
El mandatario ruso examinará las relaciones entre su país y la Unión Europea durante sus reuniones, a partir del miércoles, con su homólogo austríaco Heinz Fischer y el canciller Alfred Gusenbauer.
Por otra parte, Putin y Gusenbauer participarán en un encuentro entre los medios empresariales de los dos países.
Se firmarán unos 20 contratos, sobre todo en materia energética, inmobiliaria y automotriz, que la prensa austríaca estimó en por lo menos 2.000 millones de euros.
Los intercambios comerciales entre los dos países alcanzaron el año pasado la cifra sin precedentes de 5.190 millones de dólares, en alza de 45,7% con respecto a 2005, según Rusia.
En Viena se precisó que las empresas austríacas exportaron el año pasado por un valor de 2.200 millones de euros a Rusia, una cifra que registró un aumento de 31,2%.
Austria codicia inversiones como la reciente del potentado ruso Oleg Deripaska, quien entró con 30% al capital del grupo austríaco Strabag, el sexto grupo de Construcción y Obras Públicas europeo. También tomó recientemente una participación en la empresa de equipos para automóviles austro-canadiense Magna.
«La crítica discreta no debe poner en peligro los contratos», afirmó el diario conservador Kurier el miércoles. Pero el canciller Gusenbauer, al cual acudieron entre otros Amnistía Internacional, prometió tratar también los casos concretos de violaciones de derechos humanos en Rusia.
Las críticas similares realizadas el viernes pasado por la presidenta en ejercicio de la Unión Europea, la canciller alemana íngela Merkel, condujeron al fracaso de la cumbre UE-Rusia en Samara.
Varias manifestaciones fueron anunciadas al margen de esta visita. Pocas horas antes de la llegada del presidente ruso, varias decenas de chechenos pidieron ante la sede del gobierno que no cerrase los ojos sobre la represión en su país.
El martes, los medios de comunicación austríacos protestaron contra la «censura» del Kremlin, que anuló una entrevista de la cadena de televisión pública ORF a Vladimir Putin luego de que este canal difundiera imágenes sobre la guerra en Chechenia.
Rusia teme que el proyecto estadounidense de escudo antimisiles en Europa reactive la «carrera armamentística», afirmó hoy el presidente ruso Vladimir Putin ante la prensa en Viena.
«Â¿Qué es lo que pasa de tan negativo en Europa para que se deban instalar esas bases (antimisiles) en Rumanía, la República Checa o Polonia?, se preguntó Putin.
Según el presidente ruso, «nada ha pasado pero eso conducirá a una nueva espiral en la carrera armamentística y nosotros consideramos que eso es totalmente contraproducente».
Putin añadió que, en su opinión, los misiles de Irán no tienen el alcance suficiente para poder caer eventualmente sobre Europa.
Estados Unidos justifica la necesidad de desplegar el escudo misilístico en algunos países del este de Europa fronterizos con Rusia como elemento disuasor contra posibles ataques misilísticos procedentes de Oriente Medio.