Las autoridades no lograban superar la resistencia de una secta religiosa apocalíptica que se opone a la enseñanza laica en las escuelas públicas del poblado de Nueva Jerusalén, en el occidente de México.
Numerosas seguidoras de la secta, vestidas con ropones de colores brillantes, encararon en la entrada de la localidad a decenas de agentes federales y estatales tras el fracaso de lo que parecía un acuerdo para la instalación de escuelas en las afueras del lugar.
Las clases debían haber comenzado hace unos días este mes, pero los seguidores de la secta incendiaron y destruyeron escuelas públicas en julio porque no se apegaban a las prohibiciones que había impuesto a los uniformes escolares y costumbres modernas.
En Nueva Jerusalén, las mujeres deben utilizar ropas largas, dependiendo de su condición social, y está prohibida la música y bailes modernos, así como los deportes y el entretenimiento.
Las autoridades en el estado occidental de Michoacán se habían comprometido a que ayer se reanudarían las clases.
Pero esto no ocurrió debido a la oposición de los miembros conservadores de la secta a que haya clases dentro del complejo integrado por templo y viviendas. Por su parte, los reformistas, que desean que sus hijos estudien, rechazaron la propuesta de que los menores tomen clases en escuelas de localidades vecinas.
El comandante de la policía Federal, Miguel Guerrero, dijo que las conversaciones continuaban el lunes con los tradicionalistas y los reformistas.
«Simplemente se platica la situación que está viviendo como comunidad», expresó Guerrero al término de las conversaciones.
Conforme a la constitución mexicana, la educación básica es obligatoria. La comunidad practica una forma de misa en latín que no reconoce la Iglesia Católica.
La secta cree que la localidad será el único lugar que se salvará del Apocalipsis.