Que un funcionario público inicie su gestión anunciando una rebaja de sueldo no es algo común en un medio como el nuestro, donde la norma general es que quien llega a un puesto del Estado trata de sacarle raja al erario en el menor tiempo posible. Por ello el arranque de las funciones del nuevo Procurador de los Derechos Humanos tiene al menos un elemento interesante y positivo, puesto que de cien mil quetzales que devengaba su antecesor, incluyendo los gastos de representación, prácticamente lo redujo a la mitad.
Otro gesto interesante ha sido el de anular lo actuado por la dependencia en el caso del concurso literario que generó tanta polémica porque se arrebató el premio a una escritora que basó su trabajo en el relato de las atrocidades y abusos que ha cometido un grupo de encapuchados en Panajachel.
Creemos que la institución del Procurador de los Derechos Humanos es fundamental en nuestro país dados los antecedentes históricos de irrespeto y violación a las garantías individuales de los guatemaltecos, empezando por el más básico de los derechos que es el que todos tenemos a la vida. El acomodamiento o la negociación no caben en el concepto mismo del Procurador porque tiene que tener una actitud de permanente compromiso, además de vigilancia, para garantizar a los ciudadanos el pleno goce de sus derechos.
Por ello es que resulta fundamental que no existan acomodos políticos ni, mucho menos, la utilización con fines políticos de la institución porque ello desvirtúa por completo sus funciones. Ciertamente el actual Procurador, licenciado Jorge de León Duque, sale de un partido político que lo había postulado y llevado al Congreso de la República como diputado y de negociaciones con el oficialismo para lograr los votos necesarios para su elección, pero una vez investido en el cargo, tiene que renunciar a los compromisos políticos para privilegiar sobre cualquier cosa su responsabilidad histórica al frente de la institución.
Nunca será demasiado el esfuerzo que se haga en la Procuraduría de los Derechos Humanos para atender a las víctimas de violaciones o a quienes sientan que sus derechos se encuentran en riesgo o amenazados. De León Duque vivió de cerca el trabajo que su padre hizo en esa institución en sus albores y sin duda que para ganarse su propio sitio en la historia y se conteste con el trabajo de su padre como PDH, deberá buscar la excelencia que significa trabajar con compromiso y la más absoluta independencia de factores ajenos.
Su principio ha sido marcado por buenos gestos que ojalá sean pauta de lo que se debe esperar de él.
Minutero:
Se blindan los funcionarios
en la ley de transparencia
sabiendo que hay escenarios
de la más total indecencia