Refugiados huyen de Lí­bano


Movilización. Refugiados palestinos salen del campamento de Nahr al-Bared al norte de Lí­bano.

Miles de refugiados palestinos continuaban huyendo hoy a pie y en automóvil del sitiado campamento de Nahr Al Bared, por temor a que se reanuden los combates entre el ejército libanés y los combatientes islamistas, que se niegan a rendirse.


Durante la mañana los periodistas que el ejército mantiene a 1 km del campamento no escucharon ni un solo disparo, luego de los violentos combates que enfrentaron durante tres dí­as a los militares y al grupúsculo extremista Fatah Al Islam, los peores desde el final de la guerra civil, en 1990, con 68 muertos.

Por temor a una ruptura de la tregua, hombres, mujeres y niños continuaron abandonando el campamento a pie, o hacinados en automóviles y camionetas, después de haberse visto sometidos a los tiroteos de los beligerantes y a un grave deterioro de las condiciones humanitarias.

Apenas unas horas después de que entrara en vigor el cese del fuego el martes, miles de refugiados habí­an partido hacia el vecino campamento de Baddaui, la gran ciudad de Trí­poli, o las aldeas cercanas.

Hajj Rifaat, uno de los responsables del movimiento palestino Fatah en Badaui, donde los refugiados fueron recibidos en las escuelas o los hogares de los habitantes, calculó que unos 10.000 civiles ya habí­an escapado.

Un convoy humanitario de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA) ya habí­a entrado en acción en Baddaui, distribuyendo agua y ví­veres. Tres ambulancias de la Cruz Roja palestina evacuaban heridos de Nahr Al Bared. El martes, la primera caravana de la UNRWA que llegó a ese campamento habí­a sido blanco de disparos que mataron a dos civiles palestinos.

«No podemos más. Todos los civiles abandonarán el campamento, ya que los bombardeos del ejército cayeron en los barrios residenciales y no alcanzaron a los hombres del Fatah Al Islam, que están atrincherados en refugios y tras las fortificaciones», afirmó Amina, de 24 años, cuyo rostro revelaba su gran nerviosismo.

Es evidente que la situación es inestable. Aunque afirmó su compromiso de respetar la tregua, Fatah al Islam advirtió que sus combatientes no se rendirán a los soldados que controlan los accesos al campamento.

«Nosotros respetamos la tregua, pero no nos rendiremos. Si somos atacados lucharemos hasta la última gota de sangre», declaró a la AFP Abu Salim Taha, portavoz del Fatah Al Islam.

Ante esta situación, y con la esperanza de terminar con el grupo extremista, el representante de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), Abas Zaki, indicó que su organización no se opondrí­a a una decisión del gobierno libanés de enviar su ejército al campamento.

«Nosotros dijimos que Lí­bano era soberano. Nosotros apoyamos lo que Lí­bano decide o considera en su mayor interés», afirmó.

Pero insistió que antes de una eventual autorización del gobierno para que el ejército entre al campamento, los civiles deberán ser evacuados.

El jefe del Fatah, el principal grupo integrante de la OLP en Lí­bano, Sultan Abu Aynain, no excluyó que su movimiento intervenga «militarmente» contra el Fatah Al Islam, acusado de estar vinculado a la red Al Qaida.

Los 12 campamentos de refugiados palestinos no son accesibles al ejército libanés desde un acuerdo lí­bano-palestino de 1969, que sigue tácitamente vigente, aunque fue declarado caduco por el Parlamento libanés en 1987.