Violentos combates arreciaban hoy, por segundo día consecutivo, entre el ejército libanés y los islamistas de Fatah al Islam, atrincherados en el campo palestino de Nahr al Bared, en el norte de Líbano, donde murieron nueve refugiados.
Al día siguiente de una primera jornada de combates que dejaron 46 muertos, se reanudaron los enfrentamientos con artillería pesada y armas ligeras entre los soldados libaneses apostados en el límite del campo y los hombres del Fatah al Islam atrincherados en él, según un fotógrafo de la AFP.
Espesas columnas de humo emergían del campo donde se instalaron al final de 2006 los hombres armados del Fatah al Islam, un grupúsculo acusado de vínculos con la red Al-Qaeda y los servicios secretos sirios.
Estos combates, que estallaron el domingo en Nahr al Bared y en la vecina ciudad de Trípoli, suscitaron nuevos temores sobre la estabilidad de Líbano, país sumido en una profunda crisis política.
Son los más graves en términos de balance desde la guerra civil que ensangrentó Líbano entre 1975 y 1990.
Médicos y responsables palestinos dispararon la alarma sobre la situación de los civiles en el campo, donde nueve refugiados murieron y otros 70 resultaron heridos este lunes, según el Centro Médico palestino de Nahr al Bared.
«Hubo civiles muertos y numerosos heridos en las calles del campo. No hay más agua ni electricidad», declaró el doctor Yusef al Asaad, responsable local de la Media Luna Roja palestina, precisando que sus equipos trataban en vano de entrar en el campo.
El médico agregó que «un obús cayó en una de las mezquitas del campo donde numerosos civiles creían estar al abrigo».
Nahr al Bared, un dédalo de callejuelas miserables y de edificios prefabricados en una anarquía total, limitado al oeste por el mar y al este por la ruta que lleva a la frontera siria, está habitado con unos 22 mil refugiados y se encuentra a unos 10 km al norte de Trípoli.
Las zonas del campo controladas por Fatah al Islam fueron blanco de los disparos de la artillería del ejército.
Los combates callejeros se concentraban en las entradas sur y este del campo, cuyos edificios fueron destruidos por obuses o calcinados por incendios.
Lanchas rápidas de la marina navegaban frente a Nahr al Bared para impedir la llegada de refuerzos del Fatah al Islam, según los servicios de seguridad.
El domingo, el primer ministro Fuad Siniora autorizó al ejército a tomar las medidas necesarias para neutralizar a los islamistas.
Sin embargo, el ministro de Información, Ghazi Aridi, indicó que no estaba previsto que el ejército entrara en el campo.
Los 12 campos de refugiados palestinos que existen en Líbano, dominados por organizaciones político-militares, escapan desde hace 40 años a la autoridad del ejército libanés, que se limita a mantener puestos de control en las entradas.
Según Hajj Rifaaat, responsable de información del Fatah, el partido del presidente de la Autoridad Palestina Mahmud Abas, en Nahr al Bared «el bombardeo de las posiciones del Fatah al Islam es muy violento, pero desgraciadamente numerosos obuses caen en las casas» de los refugiados.
Este dirigente indicó por teléfono a la AFP que «los combatientes islamistas dirigen sus disparos de mortero contra el ejército, que recuperó sus posiciones en los límites del campo conquistadas anteriormente por el Fatah al Islam».
En cambio, la calma reinaba este lunes en Trípoli, segunda ciudad de Líbano.
Sin que se pudiera establecer ningún vínculo con los combates en el norte, una bomba estalló el domingo en un barrio cristiano de Beirut, causando un muerto y 10 heridos.