Este próximo lunes, 6 de agosto, a las 18:00 horas, en la Librería Sophos (Plaza Fontabella, Local 1D, 2º Nivel 4ª avenida 12-59 zona 10), se presenta el libro “Cotzumalguapa: la ciudad arqueológica. El Baúl-Bilbao-El Castillo”, del doctor en Arqueología Oswaldo Chinchilla Mazariegos, publicado por F&G Editores, iniciando la colección Are u xe Arqueología mesoamericana. La entrada es libre.
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Santa Lucía Cotzumalguapa es hoy una ciudad pujante, emporio de la producción azucarera en Guatemala. Pocos saben que hace mil 200 años, donde hoy se extienden los cañaverales, las aldeas y colonias modernas, se alzaba una de las ciudades más grandes e importantes de Mesoamérica.
Por más de quince años Oswaldo Chinchilla Mazariegos ha investigado los restos arqueológicos de esta gran ciudad, que corren un grave riesgo de desaparecer como resultado de la agricultura intensiva y el crecimiento urbano. En este libro, ofrece una introducción a la arqueología de Cotzumalguapa y, a la vez, una guía para el visitante interesado en conocer esta zona arqueológica, poco explorada hasta hoy. Las ilustraciones incluyen 93 planos, fotografías y dibujos de los sitios arqueológicos y las esculturas que son características de Cotzumalguapa.
Entre ellas se cuentan algunos de los monumentos conocidos más grandes elaborados en toda Mesoamérica. El texto está escrito en forma amena y accesible para el público y, a la vez, resume los resultados de las excavaciones y describe los hallazgos más significativos de las investigaciones recientes en Cotzumalguapa. La lectura de este libro abre las puertas a una civilización ancestral, que permanece olvidada en la memoria colectiva de los guatemaltecos.
SITIO ARQUEOLÓGICO
Cotzumalguapa es la denominación de una zona arqueológica maya precolombina que data del periodo preclásico mesoamericano ubicada en el departamento de Escuintla en el suroeste de Guatemala. La región se extendió hasta El Salvador, en donde el yacimiento de Cara Sucia marcó el límite de la zona de influencia de Cotzumalhuapa.
Según refirió Guthrie Hingston: “Eric S. Thompson fue posiblemente el primero en proponer que todos los sitios de la zona de Cotzumalguapa debían considerarse en realidad como uno solo, al observar que se trataba de un conjunto muy compacto de sitios que compartían rasgos culturales similares. En efecto, los mayores sitios de la zona, Bilbao y El Baúl, distan entre sí tan solo 3 km. Ambos poseen grandes plataformas de tipo acrópolis y gran número de monumentos esculpidos.”
En el periodo clásico mesoamericano Cotzumalguapa representó una potencia importante en la región. Su arquitectura, artefactos y jeroglifos determinaron un estilo conocido como el Estilo Cotzumalguapa. En términos jeroglíficos quedan aún por descifrar una serie de combinaciones de números y signos figurativos de esta subcultura maya. Artefactos con el estilo de Cotzumalhuapan han sido encontrados a lo largo de la costa del Océano Pacífico de Guatemala, en El Salvador, y en Nicaragua, y aún en la costa oeste de Chiapas, en México, testimoniando la importancia de la ciudad y de su extensa red de comunicaciones. El estilo de Cotzumalguapa se reconoce particularmente en figurines de cerámica de corte realista, con frecuencia representando figuras de mujer y de animales. También es posible encontrar el estilo en artefactos de piedra de basalto.
El yacimiento de Cotzumalguapa se extiende en más de diez kilómetros cuadrados e incluye los yacimientos de El Baúl y Bilbao, así como El Castillo. La famosa estela número 1 de El Baúl tiene una de las inscripciones más antiguas de Mesoamérica y posiblemente el calendario maya legible más temprano que se conoce (37 aC).
COZAMALOAPANECAS
No se sabe qué idioma hablaban los habitantes de la ciudad clásica de Cotzumalguapa. En el siglo XVI, la región estaba habitada primordialmente por pipiles, que hablaban un idioma de la familia nahua, lejanamente relacionado con el idioma de los aztecas. También había enclaves kaqchikeles, pero éstos eran resultado de incursiones guerreras que ocurrieron poco tiempo antes de la conquista española, en un territorio predominantemente pipil. Sin embargo, la arqueología indica que los pipiles arribaron a Guatemala y El Salvador en el período Posclásico, tras la caída de Cotzumalguapa. Surge entonces la pregunta, ¿quiénes habitaban la región antes de la llegada de los pipiles?
La respuesta a esta pregunta debe queda abierta. Es posible que la población predominante hablara un idioma maya, pero también es posible que cohabitaran desde el período clásico con grupos nahuas. Esta posibilidad se deriva de la evidencia arqueológica, que sugiere la presencia de portadores de la cultura teotihuacana, que arribaron a Escuintla en el siglo V de nuestra era. Sin embargo, el problema se complica debido a que no hay acuerdo acerca del idioma que se hablaban en Teotihuacán.
Es poco probable que se haya hablado un solo idioma en la extensa región de la Costa Sur y el Altiplano, donde se encuentran distribuidas las esculturas de estilo Cotzumalguapa. A falta de una identificación lingüística precisa, los arqueólogos han optado por utilizar el nombre geográfico de la región para referirse a la gente de la antigua Cotzumalguapa.
Chinchilla Mazariegos
SEMBLANZA
Oswaldo Chinchilla Mazariegos es arqueólogo, graduado en la Universidad de San Carlos de Guatemala. Recibió un doctorado en antropología en la Universidad de Vanderbilt y actualmente trabaja como profesor de arqueología mesoamericana en la Universidad de Yale. Entre 1998 y 2012 fue curador del Museo Popol Vuh, Universidad Francisco Marroquín, y profesor en la Universidad de San Carlos de Guatemala.
Ha realizado investigaciones extensas sobre las sociedades prehispánicas de la Costa Pacífica de Guatemala, particularmente la ciudad clásica de Cotzumalguapa. Se ha especializado en el estudio de la escritura, la iconografía y la religión mesoamericana, campo en el que ha enfocado sus estudios más recientes. Ha publicado numerosos artículos sobre esos temas, y es autor de los libros “Guatemala: corazón del mundo maya” (1999) e “Imágenes de la mitología maya” (2011).
Ha coeditado los libros “The Decipherment of Ancient Maya Writing” (2001), “The Technology of Maya Civilization: Political Economy and Beyond in Lithic Studies” (2011) y “Arqueología subacuática: Amatitlán, Atitlán” (2011).