Nuevo billete argentino es de bajo valor


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Los críticos de la presidenta Cristina Fernández dicen que perdió una oportunidad perfecta para aliviar la presión sobre el circulante en Argentina cuando presentó esta semana un nuevo billete de 100 pesos en honor a Evita Perón.

Por MICHAEL WARREN BUENOS AIRES (AP)

Los detractores consideran que Fernández desoyó los llamados a crear billetes más grandes en momentos en que la inflación erosiona el valor del papel en las carteras de las personas.

El billete de 100 pesos es todavía el de mayor denominación en Argentina, equivalente a sólo 22 dólares en la tasa oficial de cambio y a unos 16 dólares en el cambio ilegal, que es utilizado por la mayoría de las personas para comprar dólares debido a que el control de divisas en el país es cada vez más estricto. Ante una inflación galopante, la gente se ve obligada a cargar fajos de efectivo más gruesos.

Los consumidores tienen frecuentemente dificultades con las cantidades limitadas de dinero que entregan los cajeros automáticos, de modo que deben andar de banco en banco en busca de papel moneda suficiente para pagar la renta y comprar alimentos.

Esta semana también se anunciaron incrementos sustanciales en el peaje de las carreteras, las tarifas de los taxis y el precio del boleto en el metro y los trenes, y «todos están pidiendo la ampliación de cupo (límite) de tarjeta (de crédito), que no es un tema menor… (Debido a que) hay 37 millones de tarjetas sobre 40 millones de argentinos», dijo el economista Enrique Dentice, de la Universidad de San Martín, de capital privado.

Los billetes salen a raudales de las impresoras de Argentina mientras el gobierno estimula el consumo y el empleo con salarios que aumentan al menos 25% al año para mantenerse al mismo paso que la inflación.

El dinero circulante ha crecido 23% y el valor nominal en pesos de los billetes y monedas en circulación subió el 36% en los últimos 12 meses, a casi 176 mil millones de pesos.

Al presentar el nuevo billete la noche del miércoles como un homenaje a la emblemática ex primera dama del país, Fernández no mencionó la inflación, que ahora es de aproximadamente 25% anual en evaluaciones de economistas privados, aunque según el desacreditado organismo gubernamental de estadísticas es de sólo 9,9%.

«El billete de Evita me gustó mucho y era la excusa perfecta para sacar un billete, pero de 500 pesos», estimó Alfonso Prat-Gay, quien dirigió el Banco Central y ahora es legislador del partido Coalición Cívica, en un programa de televisión en el Canal 26.

«Pero no, la devalúan, la ponen en un billete de 100… con tal de no reconocer el fenómeno de fondo que es la inflación», agregó.

Pero algunos dicen que un súbito aumento de 100 a 500 pesos en el valor del billete de mayor denominación en Argentina podría, con su mera presencia, atizar la inflación.

«El problema es si yo pongo un billete como ese, las expectaciones de inflación se van a encender. Será como tirar gas al fuego. Hay que ser muy cuidadoso», puntualizó Dentice. «(Hay que) tratar de mantener empleos y salarios al nivel de productividad. Decir que las cosas van a empeorar es escribir una crónica de muerte anunciada».

Mientras otras grandes economías se desaceleran mucho y soportan dolorosas medidas de austeridad, el gobierno de Argentina parece convencido de que las inversiones anticíclicas y una política monetaria complaciente son el mejor antídoto contra la recesión, y no ha logrado hacer nada para contener la inflación, observó Lorenzo Sigaut Gravina, principal economista de la consultoría Ecolatina.

«Más allá de cambiar el prócer en el billete, para recuperar confianza en la moneda nacional es cambiar la política monetaria», dijo Sigaut Gravina.

Por lo pronto, los controles monetarios están siendo más rigurosos.

El banco central anunció el viernes que debe aprobar los envíos mensuales de más de mil 500 dólares a parientes en el extranjero, y que la compra de dólares para viajar al exterior debe estar acompañada de una declaración jurada sobre los motivos del viaje.

Por su lado, la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), el organismo encargado de la recaudación fiscal, reveló que había descubierto que 6 mil 800 personas compraron dólares para viajar pero no salieron de Argentina. Indicó que ese dinero debería ser devuelto a las arcas en cinco días so pena de sufrir sanciones bajo la justicia civil.

Las presiones sobre el circulante deben suavizarse de alguna manera después del 3 de agosto, cuando Argentina prevé pagar 2 mil 280 millones de dólares en bonos Boden de 2012, con lo que liquidaría casi toda la deuda restante de la crisis de 2001, año en que se declaró en una mora de pagos récord y devaluó su moneda.

Con otra cuantiosa emisión de bonos programada para diciembre, el gobierno intenta limitar la fuga de capitales y acumular dólares para que pueda hacer los pagos sin necesidad de nuevos préstamos extranjeros que pudieran limitar los esfuerzos del país por alcanzar su independencia económica.

Algunos economistas estiman que la inflación no es un problema siempre y cuando la productividad, los salarios y la expansión económica le sigan el paso.

Durante varios años después de una dura salida de la debacle económica, Argentina fue una de las economías con crecimiento más rápido en el mundo, y muchos trabajadores recibieron aumentos de salario anuales consecutivos y congruentes. Pero ahora la economía se ha desacelerado drásticamente.

«El problema es que tarde o temprano vas a terminar en una situación de mucha inflación y poco crecimiento. Estamos encarando por este camino», dijo Sigaut Gravina, al señalar que la información gubernamental muestra una reducción en la producción industrial mensual en este año, de 0,6% respecto al primer semestre de 2011.

«Estamos casi en un estancamiento, o por lo menos un freno bastante marcado. Incluso esos son los indicadores oficiales», agregó.