Guatemala es un país con una clase política patética, tan poco meritoria que nada de extraño tiene que ahora el expresidente Jorge Serrano anuncie que está preparando su vuelta al ruedo político tras responder unas cuantas preguntas en el Ministerio Público y solventar su situación. Si en el pueblo de los ciegos el tuerto es rey, no sería nada extraño que Serrano volviera y que lo convirtieran en oráculo político en este país donde cada día parecemos estar mucho peor que antes.
Hay que recordar que su vicepresidente, Gustavo Espina, no sólo volvió rápidamente después de un breve exilio sino que solventó sus problemas legales con el pago de una conmutación de pena y al poco tiempo era reputado como uno de los asesores de quienes han tenido el poder en Guatemala. Y eso que no es un hombre de extraordinarias luces y que el mismo Serrano decía que era algo bobalicón, pero muy buena gente y leal, razón por la que confió en él para hacerlo su compañero de fórmula en una campaña que no arrancó con buenos augurios, pero que terminó siendo ganadora.
Hoy día, se sabe que hay políticos que buscan a Espina como asesor y que mantiene una cuota importante de influencia, lo que sin duda hace pensar a Serrano que él, quien sin duda se considera mucho más hábil y competente, quien fue su segundo de a bordo, tenga el gusanito de volver para convertirse en una especie de gurú de la política nacional. Sobre todo, luego de que escribió un libro en el que no admitió haber cometido ningún error y culpó de todo lo ocurrido a Pérez Molina y a la familia Gutiérrez, argumento que sin duda sería su caballito de batalla para el retorno a las lides políticas en Guatemala.
Espina, a diferencia de Serrano, tuvo agallas para regresar cuando todavía estaba candente el tema de su orden de captura por el delito de violación a la Constitución, pero bien asesorado supo que no podrían enviarlo a la cárcel y que aun si fuera condenado no pasaría de tener que pagar la conmutación de la pena. Y es que en materia de corrupción, como sabemos todos los guatemaltecos, no hay forma de que se pueda deducir alguna responsabilidad a nadie. En el caso de Portillo, por ejemplo, está libre de la acusación de peculado que pesó en su contra y únicamente se encuentra en prisión por la solicitud de extradición planteada por Estados Unidos.
De suerte que Serrano, si vence el miedo de volver, podrá aspirar a un papel como el que ha jugado su hermano de fe, Gustavo Espina.
Minutero:
No existen mecanismos
para castigar al ladrón
y por esa condición
se negocia con los mismos