La construcción del respeto a la persona es algo de carácter consuetudinario y se basa en una actitud más que en un concepto. Es la base de los derechos humanos en que se plantea que todas las personas sin importar cualquier diferencia somos sujetas de derechos por el simple hecho de existir. Y estos se plantean vigentes desde el comienzo de la vida hasta la terminación de esta.
En las relaciones interpersonales los individuos para mantener una convivencia pacífica han de aprender a comunicarse con los demás sin ofensas, con el ejercicio de la tolerancia, aceptando disimilitudes y discrepancias. Este tipo de comunicación respetuosa se encuentra relacionada con la asertividad que proclama el ejercicio de nuestros derechos, pero que observa y no traspasa los límites de otras personas.
El respeto se aprende con la observación de la conducta, no solamente con la contemplación de una norma de convivencia social. Si no una práctica constante en cada una de las áreas de relación humana -la familia, la escuela, el trabajo entre otras-. Si lo que se observa es algo distinto de lo que se predica, las expresiones irrespetuosas y agresivas son las que toman hegemonía.
Hace algunos días pude observar a manera relámpago una entrevista inquisidora y sumamente irrespetuosa que fue transmitida por medio televisivo. He de hacer patente que ni siquiera pude detenerme en el contenido de la misma y de sus personajes. En un momento fugaz, de tan solo segundos, lo que me llamó la atención fue la tonalidad con que se llevó a cabo.
El entrevistador trataba de tonto a un hombre que no mostraba una fuerza digna para decir -¡Basta! Esto concluye aquí-. Si no que, con un tono inseguro pedía respeto y daba margen para que prosiguiera la actitud violenta del otro.
Reflexiono, si esto pasa en situaciones de adultos y estos sean posiblemente importantes, ya que los medios de comunicación social los retratan y exponen ante la audiencia guatemalteca. Qué podemos esperar y solicitar de los individuos comunes y normales, o ¿cómo? Podemos pedirle a nuestra niñez y juventud que se conduzcan de manera respetuosa, si lo que observan es irrespeto.
Quién haya tenido la razón, no es el tópico de observación. Considero importante, ¿cómo el irrespeto? circula de manera expedita dentro de la vida social y no se hace mucho frente a esto.
Se ha mencionado también, que dentro de las instituciones públicas y privadas pueden haber gritos y ofensas, ante todo provenientes de personas que se encuentran en una escala jerárquica superior, para lo cual, no hay mayor alternativa que oír y no decir nada. Así que la problemática permanece oculta, sin embargo, como en el caso que comenté cada vez es más frecuente que estas manifestaciones de violencia salgan a flote.
Si deseamos construir una sociedad distinta, donde la violencia se aprecie como un proceso en vía de extinción. El respeto es la alternativa. Es una manera de responder ante los problemas.
Todas las manifestaciones de violencia tienen interrelación entre sí. Y si la violencia se encuentra dentro de nosotros, también hemos de considerar atajarla de la manera más conveniente.