Ernie Els gana el Abierto Británico


depo3_1a

Ernie Els sentía que algo especial podía ocurrir en el Abierto Británico, y así fue. Todo debido a un derrumbe de Adam Scott que nadie se esperaba.

depo3_1b_recuadro

Por DOUG FERGUSON LYTHAM ST. ANNES / Agencia AP

Con cuatro golpes de ventaja y cuatro hoyos por disputarse —y tras ocho hoyos en los que lo peor que le ocurrió fue terminar en par— Scott cometió bogeys en todos el domingo y tuvo que esforzarse por no llorar en el 18vo green a medida que se percataba de la magnitud de su desplome.

Els, que arrancó la última ronda a seis hoyos del líder, terminó los últimos nueve en forma impecable con un putt de 4,57 metros (15 pies) para birdie con el que firmó tarjeta de 68 golpes, dos bajo par. Pareció que aseguraría otro segundo lugar en el club de golf Royal Lytham & St. Annes.

En lugar de ello terminó ganando su segundo Abierto Británico —el anterior lo consiguió hace 10 años en Muirfield— y cuarto campeonato major en una etapa en su carrera en la que se creía que sus mejores días habían quedado atrás.

La celebración fue tranquila, a diferencia de sus otros tres majors.

«Estoy un poco adormecido en este momento», dijo Els, quien se encontraba en el green de prácticas atrás de la casa club cuando ganó. «En primer lugar, lo lamento por Adam Scott. Es un gran amigo mío. Obviamente, ambos teníamos muchas ganas de triunfar. Pero esa es la naturaleza del juego. Por eso estamos aquí. Se gana, se pierde».

«Por alguna razón me tocó a mí esta vez», señaló.

El argentino Andrés Romero, que estuvo acompañado por el futbolista Carlos Tevez como su caddie, tuvo una ronda pésima y cayó al fondo de la tabla al pegar 82 golpes para sumar un total de 298.

El viento llegó finalmente del Mar de Irlanda y desató el caos: un error mental de Tiger Woods que derivó en un triple bogey en el hoyo seis, una pelota perdida de Brandt Snedeker que lo dejó fuera de competencia y un golpe con excesiva fuerza que hizo lucir como un aficionado a Graeme McDowell, ex ganador del Abierto de Estados Unidos.

Pero nada fue más desconcertante que lo que le ocurrió a Scott.

No lograba salir de la trampa de arena en el hoyo 15. Con un wedge en las manos en el fairway del hoyo 16 se pasó nueve metros (30 pies) y falló un putt de casi un metro (tres pies). Con su golpe de acercamiento desde el fairway del hoyo 17 puso la pelota en el césped alto a la izquierda del green.

Y en el último hoyo, su golpe con un madero tres quedó cerca de una trampa de arena en forma de cazuela.

Scott aún tenía oportunidad de forzar hoyos de desempate con un impacto fuerte que quedó a 2,1 metros (siete pies) de embocar en el hoyo 18 para par. El putt se mantuvo a la izquierda todo el camino y parecía que él empezaría a llorar sobre el green. Recuperó la compostura y exclamó: «¡Guau!».

«Lo tenía en las manos cuando faltaban cuatro (hoyos)», dijo Scott. «Lo que hice fue realizar golpes malos en cada uno de los últimos cuatro hoyos. Mira, jugué tan bellamente durante la mayor parte de la semana. No debería permitir que esto me deprima», agregó.

CARLOS TEVEZ
Caddie de Romero

Carlos Tevez ya está familiarizado con los campos de golf: pasó mucho tiempo en uno la temporada pasada después de que se declaró en huelga de su club Manchester City durante cinco meses.

Pero nunca olvidará la ronda que tuvo el domingo.

En una hermosa mañana en el Royal Lytham & St. Annes, el atacante argentino fungió como caddie de su compatriota Andrés Romero en la última ronda del Abierto Británico.

Este no es un torneo que mezcle profesionales y amateurs. Es el más antiguo y más famoso del mundo del golf.

«La oportunidad de caminar por el campo y estar cerca de estos grandes jugadores es un placer y algo inolvidable», afirmó el futbolista.

Después de que Romero firmó una tarjeta de 77 golpes el sábado en la tercera ronda, lo cual lo dejó fuera de la contienda por el título, Tevez visitó la casa del golfista y le preguntó si podía cargarle la bolsa en la cuarta ronda. Han sido amigos desde que se conocieron en el Abierto Británico de 2008 en Royal Birkdale.

Romero, ubicado 109 en el ranking, accedió a darle el día libre a su caddie Aníbal Núñez y arrancó con Tevez en el quinto grupo de la mañana junto con el estadounidense Chad Campbell.

Con una gorra azul y una camiseta del mismo color —y un juego de palos a la espalda casi tan altos como él— Tevez también fungió como escucha para consolar a Romero, que terminó con 82 impactos, 12 sobre par, y cayó hasta el último sitio de los 83 golfistas aún con vida en el torneo. Terminó con un acumulado de 18 por encima del par.

«No podía dar ningún consejo en torno a las laderas (del campo), pero yo simplemente cargué la bolsa y lo apoyé en cada hoyo», dijo Tevez. «Andrés es un profesional y sabe todo de antemano. Trabajamos juntos muy bien».

Tevez, de 28 años, fue fotografiado varias veces en el campo de golf cuando se ausentó sin autorización del City la temporada pasada, enemistándose con el técnico Roberto Mancini después de rehusarse a calentar como suplente durante un juego de la Liga de Campeones en septiembre.

Cuando regresó a la acción con el club de la liga Premier inglesa, ayudó al equipo a ganar el título por primera vez en 44 años. Después de anotar un gol en una victoria de 6-1 en Norwich celebró abanicando un palo de golf imaginario.

Tevez es un handicap 13 y ha jugado con Romero anteriormente en Buenos Aires.

Pero nunca ha cargado una bolsa tan pesada. Y no planea tratar de convertirse en un golfista profesional al retirarse del fútbol.

«No, yo sólo juego con mis amigos como amateur. No quiero cambiar eso», dijo. «La bolsa de golf lastima demasiado mi hombro; prefiero jugar fútbol. Y mis pantalones estaban muy ajustados».

Tevez no pudo inspirar a Romero, que cometió cuatro dobles bogeys en una de sus rondas más altas de la semana.

«Jugué realmente mal hoy, pero él me ayudaba con la confianza en mí mismo», dijo Romero. «No se quejó cuando le pregunté si le dolía».