Con Otto Pérez aún tenemos esperanza


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Si comparamos el gobierno de Otto Pérez con el de Álvaro Colom y Alfonso Portillo, encontraremos una diferencia importante. El presidente Pérez está claramente señalando una dirección para el bien común hacia donde propone llevar al país, lo que no sucedió con los otros.

Alfonso Carrillo M.
alfonso.carrillo@meimportaguate.org


En el anterior gobierno, se eligió a Álvaro Colom, pero inconcebiblemente gobernó la esposa, Sandra Colom.

Portillo y los Colom particularmente se distinguieron por permitir y facilitar la corrupción. El expresidente Portillo se encuentra en prisión, procesado y por ser extraditado. Álvaro Colom se destacó por ser gris, por su falta de liderato, por utilizar el aparato gubernamental para promover la imagen de Sandra Colom, por violar la ley y la Constitución y por crear confrontación.

Muchos piensan que el gobierno de Otto Pérez será uno más de lo que estamos acostumbrados.

Hasta este momento hay que reconocer que Otto Pérez está haciendo actos que buscan el bien común, aun cuando a él lo puedan hacer menos popular. Comunicando su pensamiento y con un liderazgo personal está siendo persistente, enfocado y definido. Hay muchos ruidos y eventos que pueden hacer dificultoso observarlo, pero si ponemos atención, ahí está la dirección claramente fijada.

Pareciera que el presidente Pérez ha reunido todos los recursos en el área de seguridad que tiene disponible y está buscando, de manera ordenada, combatir la delincuencia. Algunos se continúan quejando, pero no hay vara mágica, esto es un proceso.

El problema de violencia e inseguridad es muy serio y el Presidente, aún bajo los ataques de quienes lo descalifican por militar, ha claramente involucrado al Ejército para promover la seguridad y por ende el bienestar común en esa área, no hay otra opción.

Los presidentes recientes hablaban demagógicamente de seguridad, pero en realidad los niveles de corrupción y de violencia se elevaron. Por ello varios de sus exministros están siendo procesados. Un simple ejemplo del gobierno de Colom, son Raúl Velásquez, Salvador Gándara, Francisco Jiménez, exministros de Gobernación, Marlene Blanco y Porfirio Pérez, exdirectores de la Policía. Del gobierno de Portillo, él mismo, así como Byron Barrientos, Arévalo Lacs, Maza Castellanos, que eran sus ministros de Gobernación, Defensa y Finanzas.

Pérez está reconstruyendo la infraestructura de carreteras que los Colom dejaron hechas un desastre, lo cual es necesario para el desarrollo de nuestra población.

Igualmente, este gobierno está impulsando una reforma educativa. Es lamentable que el gobierno no haya actuado con más astucia y con la ley en la mano para poner en orden a los estudiantes que han abusado de medidas y obstruido un cambio tan importante para los alumnos de hoy y de mañana. Sin un cambio dramático en el área de educación, Guatemala tiene un futuro poco promisorio.

En el gobierno de los Colom, los maestros se dieron gusto haciendo huelgas y paros, y muchísimos días los niños simplemente no recibieron clases.  Los Colom premiaron a los huelguistas con incrementos en sus ingresos a pesar de que nuestro sistema educativo es catalogado como uno de los peores en el mundo.

Guatemala es un país en caos en muchísimas áreas y con un grave problema de ausencia de gobernabilidad. Algunos alcaldes, gobernadores, ministros, diputados y otros funcionarios han aprovechado el puesto para enriquecer a sus amistades y a sus familias, traficar influencias y fomentar la corrupción.

No soy miembro del Partido Patriota, pero reconozco que el Presidente actual ha demostrado un interés genuino en hacer cambios que lleven al Estado a buscar el bien común. Se ha atrevido a hacer propuestas, a equivocarse y a rectificar, eso es mucho más que los gobernantes que lo precedieron, eso es una esperanza.

La reforma Constitucional que propuso es un intento, pero considero que por una parte no es la vía que se necesita caminar, y por la otra, contiene aspectos importantes que debilitarán más al Estado y pocas cosas de beneficio.

La labor que se necesita para dirigir el país por un camino que permita el desarrollo integral de los habitantes y sus desafíos es dantesca. Hay otros problemas iguales o más serios que aún deben enfrentarse, especialmente los de la impunidad y de algunos jueces, algunos diputados y funcionarios que no hacen su trabajo y que trafican influencias.

El mayor desafío para el Presidente es cumplir su deber constitucional de velar porque se cumplan las leyes y la Constitución. Sin ello, no existe república, no hay estado de derecho y el caos persistirá. Si cumple su deber, puede lograr una nueva Guatemala.