Atrapados en el día a día


Editorial_LH

Los primeros seis meses de gobierno nos permiten ver que nuestros políticos siguen atrapados en el día a día, envueltos en lo cotidiano que se convierte en fundamental, al punto de no dejar tiempo en absoluto para ver en el mediano y largo plazo a fin de enfrentar a los verdaderos enemigos del país y de las posibilidades de construir un mejor futuro.


Esa cotidianeidad hace que se ponga más atención a los adversarios de momento, como pueden ser los partidos de la oposición, los medios de prensa que formulan crítica, los grupos sociales que expresan sus demandas y en general cualquier grupo de presión que opera en el marco de la institucionalidad democrática.
 
 Sin embargo, los temas fundamentales, los que constituyen el verdadero enemigo de la sociedad guatemalteca, continúan sin merecer atención porque la coyuntura los encubre. Así vemos que no existe una política real de combate a la pobreza ni, mucho menos, intención de entrarle al tema de la corrupción que todo lo pervierte y que hace insuficiente cualquier cantidad de recursos. No existe una política de Estado para enfrentar el tema de la violencia y la criminalidad, porque el día a día de los asaltos y de los asesinatos consume todo el esfuerzo de las fuerzas de seguridad que no están para detenerse a pensar en políticas de largo plazo.
 
 Y es el eterno problema del país, puesto que carecemos por completo de visión de futuro y nos contentamos con irla pasando, son sobrevivir el día de hoy sin que tengamos mucho tiempo para pensar en el mañana. Sin que tengamos siquiera la posibilidad de hacer planes para preparar un futuro mejor. De hecho, somos un país que carece de esa perspectiva de futuro y por lo tanto nuestras políticas públicas son siempre de corto plazo y la visión de la sociedad termina siendo más bien miope.
 
 Hay cuestiones en las que se pueden marcar grandes diferencias y que debieran de encontrar su parteaguas. El tema de la corrupción, que no llega a ser relevante ni siquiera en las encuestas porque al fin y al cabo ya nos acostumbramos a convivir con la podredumbre, es fundamental porque mientras no exista un buen uso de los recursos públicos y el ejercicio del poder siga estando al servicio de los intereses de los financistas de los partidos políticos, nunca habremos de trabajar en el desarrollo sostenible que nuestra gente necesita. Estos seis meses nos sirven para confirmar que gobierno y gobernados, todos nos ocupamos únicamente del ajetreo diario, sin darnos un respiro para pensar en el mañana.

Minutero:
Nos consume el día a día 
pues hay que pagar la tortilla; 
y con un presente tan duro 
no hay tiempo de ver el futuro