Más participación, menos representación


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En el proceso electoral 2011 el Padrón Electoral estuvo conformado por el 51% de mujeres y el 49% de hombres, la primera vez en la historia que el porcentaje femenino supera al masculino. Del 2007 al 2011, el 69% de las nuevas personas empadronadas fueron mujeres y el 51% del voluntariado de jóvenes, que apoyó al TSE el día de las elecciones, estuvo conformado por mujeres.

María Bautista


Por otra parte, el porcentaje de voto de las mujeres fue del 46%, tanto en primera como en segunda vuelta, y aunque aún existen barreras de tipo institucional (identificación, empadronamiento, acercamiento del voto, capacitación sobre el procedimiento del voto, etc.) y de tipo cultural (estereotipos sobre el rol de la mujer) para la plena participación electoral femenina, las cifras anteriores son alentadoras y demuestran que cada vez más las guatemaltecas ejercen su derecho al voto, eligen a sus autoridades y hacen un trabajo fundamental para el desarrollo exitoso del proceso electoral. 

Entonces, ¿Por qué si la participación femenina aumentó, no sucedió lo mismo con la representación? Las Juntas Electorales Departamentales (JED) y las Juntas Electorales Municipales (JEM)  son los órganos temporales encargados de la organización y validación de los procesos electorales en su jurisdicción. Según la Ley Electoral y de Partidos Políticos (Arto. 179) para su integración se deberá tomar en cuenta la diversidad sociocultural de la nación y el género, lo que significa que tomando las cifras del Padrón Electoral, el 51% de sus integrantes debieron ser mujeres. Por el contrario, las mujeres representaron el 17.4% de las JED y el 25.7% de las JEM, situación que se agravó dado que las mujeres fueron designadas para ejercer cargos de Secretarias y Suplentes, siguiendo estereotipos culturales.

El porcentaje de mujeres candidatas fue de apenas 15.4%. Destaca la presencia de mujeres en los listados para ejercer cargos de Presidente (30%) y Vicepresidente (30%), el resto de mujeres se postuló en su mayoría para el Parlamento Centroamericano (32%) y para diputaciones nacionales/distritales (24% respectivamente), mientras que el menor porcentaje de postulaciones se registró en las Alcaldías (6%). Respecto al Listado de Diputaciones Nacionales se identifica un fenómeno interesante, de 71 mujeres candidatas en el Listado Nacional únicamente 18, es decir el 25%, ocupaban una posición con posibilidades reales de ganar (casillas de la 1 a la 8) el resto fueron designadas en posiciones “de relleno”; el resultado: de esas 18 candidatas, solamente 3 ganaron una diputación.

Así las cosas, 339 mujeres fueron electas en el proceso electoral 2011, representando apenas el 8.71% del total: 1 Vicepresidenta; 3 Diputadas del Listado Nacional; 17 Diputadas Distritales; 7 Diputadas Titulares del Parlacen; 4 Diputadas Suplentes del Parlacen; 7 Alcaldesas; 39 Síndicas, 25 Síndicas Suplentes; 132 Concejalas y 104 Concejalas Suplentes.

Los datos presentados demuestran el gran déficit de representación femenina de nuestro sistema democrático, por lo que sin excusa, se debe apostar por incorporar en la reforma a la  Ley Electoral y de Partidos Políticos la paridad y la alternabilidad, como mecanismos que promuevan la equidad y la búsqueda de una mejor calidad de nuestra democracia.