Mi experiencia con Carlos Castresana y Laura Esquivel


GLADYS_MONTERROSO

“Fatiga menos caminar sobre terreno accidentado que sobre terreno llano” Aristóteles

Se ha hecho pública internacionalmente la personalidad de Carlos Castresana, otrora ídolo de varios medios de comunicación, columnistas, y población en general, tanto, que hasta le solicitaban fuera presidente algunos ingenuos.

Gladys Monterroso
licgla@yahoo.es


Después de leer el artículo escrito por Sanjuana Martínez, exesposa del antes mencionado, creo mi obligación hacer pública una pequeña parte de mis vivencias con este señor, así como con Helen Mack, parte de su rosca (asesores les llaman algunos) mientras disfrutó las mieles del poder en Guatemala.
En noviembre del año 2009 recibí una llamada de Médicos Sin Fronteras, se trataba de una invitación para entrevistarme con la  doctora Patricia Parra, misma a la que asistí, me encontré con una persona agradable,  quien me explicó que vendría Laura Esquivel al país, con el objetivo de escribir un reportaje sobre las mujeres violadas en Guatemala, me dijo que entre los casos  dispuestos a dar testimonio para dicho reportaje, todas las mujeres tenían el mismo perfil y  solicitaron mi participación en el mismo,  porque querían demostrar que en Guatemala en relación a ese crimen,  no existen diferencias, ni de edad ni de condición alguna, como admiraba a la señora Esquivel, y porque como profesional, madre y mujer, me niego rotundamente a aceptar que sigan sucediendo estos hechos, que dañan la vida de una persona por siempre, y cuyo delito, se encuentra tipificado en Guatemala, con una pena mínima,  además de mi propia vivencia, que para mí en lo personal aún llora sangre,  no dudé en aceptar la invitación,  la doctora Patricia Parra,  finamente me explicó en qué consistiría el trabajo de la escritora Esquivel,  me indicó que se iban a tratar cuatro casos y que la escritora estaría medio día con cada víctima. Se concretó el día y hora de la entrevista, misma para la que preparé toda mi documentación.  La reunión se llevó a cabo, el día y la hora previstos,  fue filmada, y de esos momentos cuento con fotografías, cuando se llevó a cabo la misma, lloré en incontables ocasiones, recordando los momentos tan duros que viví, a la señora Esquivel, la acompañaban dos fotógrafos y una periodista o su auxiliar no se identificó conmigo ninguno de sus acompañantes, debo hacer énfasis en que no estuvieron conmigo el tiempo que me había informado la doctora Parra, les mostré mi expediente, y le expuse a la señora Esquivel, mi caso, sin mencionar en ningún momento el linchamiento mediático, y la falta de justicia real de que fui víctima, me limité a los momentos dramáticos vividos, lo que sentí, el sufrimiento de pensar que no estaría con mis hijas, la conversación se desarrolló desde el punto de vista  humano. La entrevista duró aproximadamente tres horas en la que me tocó recordar hechos dolorosos, revivirlos, por lo que considero fui revictimizada, en ese momento nuevamente, como explico, tengo fotografías con ella, y grabada la entrevista. Cuando se despidieron la señora Esquivel, se veía bastante afectada, porque yo tenía las heridas a flor de piel, y no podía evitar que el dolor fuera más poderoso que la serenidad, al despedirnos ella  me comentó que tenía otro compromiso imprevisto, y se fue. No supe más de ella hasta que en enero del año 2010, Sylvia Gereda escribió un artículo haciendo referencia a un reportaje de Laura Esquivel para el diario El País sobre los monstruos violadores que viven en Guatemala, entré a la página del diario y cuál fue mi sorpresa, cuando:  1) Mi caso no aparecía, 2) El reportaje era sobre mujeres violadas y también estaba el caso de un homosexual, 3) Ella (La escritora) dedica una parte considerable del reportaje (un alto porcentaje del mismo) a Helen Mack y Carlos Castresana, que tengo entendido no tenían relación con el tema, y en el video adjunto al reportaje aparecen los tres conversando, y la señora Esquivel se encuentra con la misma ropa con la que estuvo conmigo. 4) Extrañada le escribí cortésmente preguntándole textualmente  por qué mi voz no había sido escuchada y no obtuve respuesta alguna, le escribí dos veces más, hasta que me contestó el 7 de abril, del mismo año lo siguiente: “Como se debe haber dado cuenta, sólo hablé de las personas que fueron atendidas en las clínicas de Médicos sin Fronteras. Esa era la intención, mostrar el maravilloso trabajo que esta organización realiza con personas que no tienen la manera de recibir ayuda médica o psicológica después de haber sido víctimas de abuso sexual. La verdad, y se lo digo con todo respeto, ese no es su caso, ni su entrevista estaba programada dentro de las que yo tenía que hacer. Con mucho gusto la escuché y compartí su dolorosa experiencia pero en ningún momento había el compromiso de mi parte de incluir su testimonio dentro del artículo. Según tengo entendido ustedes nos contactaron y pidieron la entrevista pero yo nunca me comprometí a nada ni creo que las personas de Médicos sin Frontera lo hayan hecho. En todo caso debería hablar con ellos. Este era un proyecto especial, si usted lo que pretendía era hablar con nosotros para denunciar públicamente su caso o para obtener mayor cobertura lo debería haber aclarado. Si leyó con cuidado mi artículo sabrá que mi postura es que los seres humanos no estamos tan separados como creemos  y que la agresión sexual es un fenómeno colectivo. No se trata de un caso individual, aislado, no hay casos más o menos importantes que otros, no hay mujeres u hombres que sufran más o menos después de uno de estos ataques. Todos los vivimos en carne propia y debemos ayudarnos colectivamente a superarlos.”
Con suma tristeza y  dolor por el juego que se realizó nuevamente con mi persona, como todos los demás que existieron en mi caso, y que con el tiempo confío se sabrá toda  la verdad, solicité a Médicos Sin Fronteras me indicaran cómo había surgido la entrevista con la señora Esquivel a lo que el 8 de abril del mismo 2010, me respondieron lo siguiente: “Licenciada Monterroso: Nosotros le llamamos para la reunión con Patricia que quería conocerla para proponerle la entrevista con Laura Esquivel, posteriormente fue la entrevista con la escritora. Lamentablemente, no tenemos registros exactos de cuándo se hicieron las llamadas pero la fecha que le di fue la cita con Patricia. Saludos,  Sabrina.” ¿Qué sucedió en Guatemala, entre Carlos Castresana y los famosos representantes de la Sociedad Civil, así como algunos medios de comunicación, columnistas y blogueros,  que a una mujer sola se le trató como a una prostituta por el hecho de haber sido la primera persona que denunció lo que realmente era la Cicig de Carlos Castresana? Porque la primera persona que levantó la voz contra este personaje fui yo, aunque me lincharan mediáticamente. Con el tiempo muchos/as tuvieron que agachar la cabeza. ¿Qué hay de trasfondo en tantas injusticias? ¿Cómo influyó Helen Mack en la opinión que de mi persona se llevó la señora Esquivel, quien jugó con mi dolor, sin importarle el fondo de su trabajo, incluyendo en un reportaje sobre mujeres violadas a Mack y Castresana, que ninguna relación tenían, ni tienen con el tema tan doloroso que trataba? Hoy que leo las acciones contra su propia exesposa, pero aún más, la madre de sus hijos, me pregunto, ¿Tanto es el odio que determinados hombres guardan contra las madres de sus hijos, que trasladan ese odio a determinada clase de mujer, sin importar el dolor que causen? ¿Qué sucede con la sociedad guatemalteca ávida de superhéroes, que elevan a cualquier hijo de vecina que se diga intelectual, y especialista en cualquiera área, a calidad casi de santos, y después oh, sorpresa, resultan unos farsantes? No cabe duda que el carnaval de la vida, se acentúa en Guatemala, para alegría de unos pocos, y las lágrimas de casi todos/as.
Lo real es lo que se ve, decían las abuelitas, y cuánta razón tenían, en el caminar de la vida, esta nos depara algunas respuestas crudas a nuestra interrogantes, mismas que en muchas oportunidades embargan de cuestionamientos la débil barrera entre el deber ser y el ser, EL PROBLEMA NO ES LA FALTA DE VALORES DEL SER HUMANO, EL PROBLEMA ES QUE LA FOMENTAMOS.