Los científicos anunciaron el jueves que cuentan con el mayor indicio hasta ahora de que la luna más grande de Saturno, Titán, podría tener un océano salado bajo su superficie helada.
Si esto se confirma, el hecho catapultaría a Titán a la élite de las lunas del sistema solar que albergan agua, un ingrediente esencial para la vida.
Titán tiene mares con metano en los polos y posiblemente un lago en las inmediaciones de la línea ecuatorial. Desde hace tiempo se ha conjeturado que Titán contiene una capa líquida oculta, según modelos matemáticos y mediciones del campo eléctrico realizados por la sonda Huygens, que aterrizó en la superficie en 2005.
El indicio más reciente es indirecto, pero los científicos no involucrados directamente creen que probablemente es una buena conjetura a falta de una nave espacial que perfore la superficie: un proyecto que resultaría muy costoso y que no ocurrirá pronto.
La investigación parece convincente, dijo Gabriel Tobie, de la Universidad de Nantes, en Francia.
«Si el análisis es correcto, este es un hallazgo muy importante», dijo Tobie en un correo electrónico.
El hallazgo, realizado por un equipo internacional de investigadores, fue publicado el jueves en internet por la revista Science. Los científicos examinaron los datos de la sonda espacial Cassini, que pasó cerca de Titán unas cinco veces entre 2006 y el año pasado, cuando tomó mediciones gravitatorias para tener una idea de su interior.
Los investigadores concluyeron que Titán se comprime o estira de acuerdo con su posición en la órbita alrededor de Saturno, lo que indica que la fuerza gravitacional del planeta mueve un océano enterrado. Si Titán fuese sólo roca y hielo, no ocurrirían tales deformaciones.
«Titán es bastante esponjosa», dijo Jonathan Lunine, de la Universidad Cornell, quien fue parte del equipo de investigación.
Si se confirma que tiene un cuerpo interno de agua, Titán también sería un lugar interesante para estudiar si es capaz de albergar vida microbiana. Otras lunas de la pequeña lista del sistema solar: Europa, de Júpiter, donde se cree que existe un océano subterráneo; y Encélado, otra luna de Saturno, donde se han visto chorros brotando de la superficie.