Hacía tiempo que no teníamos que congratularnos por algo que hace el Congreso de la República, pero la iniciativa de ayer de algunos diputados para que el diálogo entre autoridades de educación y alumnos se realice en ese Organismo, concretamente bajo la mediación de la Comisión de Educación, nos parece de lo más acertado porque pone fin a los dimes y diretes entre las partes.
En efecto, un diálogo público, con presencia de otros actores y entre ellos los mismos periodistas que cubren la fuente y a lo mejor hasta la televisión, permitirá que la opinión pública sepa exactamente cuál es la actitud de cada quien. Por el lado de las autoridades se sostiene que los alumnos están empecinados y que se resisten al diálogo, mientras que los alumnos acusan a la Ministra de rehuir la discusión.
Los guatemaltecos necesitamos saber exactamente qué hace cada uno de los actores en este sainete que ya ha pasado de castaño a oscuro y que tiene niveles sumamente peligrosos. Y nada mejor que un debate público para dejar evidencias de la actitud de cada quien. Ciertamente se corre el riesgo de que tanto los estudiantes como las autoridades, y no digamos los diputados, quieran robar cámara y aprovechen como si fuera mitin político cada una de las reuniones, pero hasta eso será juzgado por la opinión pública porque tenemos que estar realmente vigilantes en esta hora tan importante y los ciudadanos tenemos que emitir un juicio histórico sobre la responsabilidad con que actúen los participantes.
Insistimos en lo dicho de que la importancia central está en el proceso de reforma educativa que pasa por el mejoramiento del magisterio. Creemos que es fundamental impulsar la reforma y que la misma sea no sólo producto de un grupito de tecnócratas que lleva años enquistado en el aparato administrativo de educación, desde los tiempos de Arzú cuando cooptaron el Ministerio que han mantenido bajo control salvo en el período de Portillo.
Los diputados se pueden reivindicar ahora de los merecidos vituperios que han recibido por ser un organismo inútil y totalmente incapaz de aportarle nada al país. Al menos los miembros de la comisión de Educación pueden dar ejemplo de madurez política, de responsabilidad como representantes del pueblo, para conducir adecuadamente un debate que arranca de un punto muerto provocado por mutuas intransigencias y señalamientos de provocación.
No habrá excusa para que nadie dé una patada a la mesa y se levante. Está servida la oportunidad para emprender la búsqueda de acuerdos que convengan a las partes.
Minutero:
Tendrán que cambiar sus talantes
la Ministra y los estudiantes
pues estarán enfocados
junto con los diputados