Actuemos


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“Yo sólo quiero llevar una vida en paz”. Pareciera una frase conformista ante las múltiples ambiciones de hoy en día. Pareciera ser de las frases que son pronunciadas por aquellos hombres y mujeres con carencia de aspiraciones, y que ve pasar la vida de brazos cruzados. Sin embargo, si esa misma frase la hacemos encajar a modo de hacerla vida en nuestra realidad, es una de las frases con las más altas expectativas que podemos proclamar en nuestros días.

Pedro Arriaga


Resulta que al día de hoy todavía seguimos viviendo con muchos miedos, pero que al final de cuentas viene siendo un mismo miedo compartido. Miedo a que un asaltante en motocicleta toque la ventanilla de nuestros vehículos, igualando el valor de una vida al de un objeto, miedo a que un pleito termine encontrando a un sicario barato como el mejor cómplice de la venganza, miedo  a ser aquel guatemalteco honrado y trabajador, que es extorsionado, o que después de una jornada de trabajo gasta unas horas con los amigos y su regreso a casa no se haga efectivo hasta haber pasado por un secuestro y  a veces hasta una violación.

El querer vivir en paz no significa cerrar la puerta de la casa, resguardarse y no salir más. Muy por encima de eso significa que cada uno de nosotros busque una vida digna, sin miedos ni ataduras, y la brecha hacia esa meta parece seguir creciendo tanto como nosotros mismos le hemos permitido. Pero al mismo tiempo que creció la brecha, el sueño de vivir en paz también se ha hecho más grande. Recorrer el camino podrá ser muy difícil, se encontrarán muchas piedras, barreras y caídas, pero proporcional a esa dificultad, así será de gratificante el alcanzarlo.

Decir que “quiero esto y aquello” puede ser muy fácil, pero es necesario entrar en conciencia que el “querer” no es igual a “poder” cuando nos encontramos tímidos y desapercibidos ante nuestra realidad. No subestimemos nuestro potencial, el potencial con el que todos nacimos, y que en la diversidad de necesidades en la que nos encontramos, cualquier aporte positivo tiene cabida.

Si analizamos las grandes ideologías de aquellas que han cambiado el rumbo de una nación, y por qué no de la humanidad, han nacido de situaciones adversas y complicadas, muchas de ellas de la mente de un solo hombre, ¿por qué no creer entonces en las grandes cosas que nos esperan unidos como guatemaltecos?

Pero no es necesario tener que esperar a que las cosas pasen para entenderlo, de lo contrario, tendría que pasarnos a todos para empezar actuar. Es la convicción de un trabajo solidario, de saber que aquel que la está pasando mal está esperando precisamente que se la tienda una mano, o de experimentarlo en carne propia, todos aquellos que lean estas líneas, ¿no estarían esperando lo mismo?

Es hora de dejar de quejarnos, de dejar de ser las potenciales víctimas, de hacernos los indiferentes y dejar de ser una estadística más de criminalidad. ¡Es hora de manifestar y exigir nuestros derechos! Pero recordemos que no es lo mismo una sola persona vista como loca, gritando por las calles, que miles unidos luchando por una misma y grandiosa causa.

No dejemos que nuestros objetivos, sueños e intereses sean cumplidos en otras manos que no sean las nuestras. Actuar, es la mejor manera de obtener resultados claros y precisos. Actuar es el método infalible para revivir la esperanza, recuperar la libertad y volver a soñar. Actuando es que finalmente podremos abrir la invitación que nos llama a que todos los guatemaltecos tan sólo queramos llevar una vida en paz!