“Lento retorno: Pese a que el mandatario aseguró que las clases se reanudarán el próximo lunes, según las direcciones de los Institutos Centro América (INCA) y Belén, será hasta uno o dos días después. El retraso, explicaron los directores, se debe a las tareas de limpieza de los planteles y al asueto por el Día del Maestro, el próximo lunes. En cuanto a la reposición del tiempo de clases, los docentes consideran que la nota final se puede obtener del promedio de clases recibidas”. Prensa Libre, 23-6-12.
¡WOW!
Si el reportaje del señor Alex Rojas refleja bien (no lo dudo) los conceptos expresados por los directores de los dos institutos educativos, aporta aspectos para reflexionar y analizar en relación al sistema educativo y algunos maestros que lo conforman. En la columna del 24 de mayo que escribimos con mi esposa, decimos: “A propósito, ¿quién recogerá la basura que dejan después de cada protesta, quién reparará el daño a los edificios…? Sigo con la misma pregunta. Después de más de treinta días de no tener clases y de que los estudiantes ensuciaran (estoy seguro que de una u otra forma hay daños) los institutos en la toma de los mismos, ¿quiénes deben ser responsables de su limpieza? ¡Qué bonito que ahora veamos a los viejos conserjes barriendo y limpiando! ¿Será que Derechos Humanos no permite que los alumnos aprendan a limpiar lo que ensucian?
Siempre lo mismo; ya sea una huelga de maestros o las ahora protestas de estudiantes, nunca se recupera el tiempo perdido por no asistir a clases y no poder interactuar maestros/alumnos. Sabemos que la educación es no sólo el resultado de un examen sino la acción educativa que cubre al alumno “completo” en el accionar en el aula. En varias ocasiones dan como razón que los alumnos hacen sus tareas en casa. Me gustaría ver el propósito de la tarea, el proceso de su elaboración, si fue multisensorial, si ejercitó la jerarquía de pensamiento en sus categorías más complicadas y cuál fue el resultado de su investigación para apoyarlos y sustentarlos. Luego me gustaría ver los comentarios de los maestros que les enseñan sobre todo el proceso y su evaluación. La planificación de esos tipos de tareas o proyectos toma bastante tiempo y la posterior retroalimentación de los maestros a los alumnos para que ellos aprendan de sus errores y motivarlos a continuar su esfuerzo para logar el éxito con excelencia en la enseñanza/aprendizaje. Analizando los resultados de las tareas y los proyectos, los maestros y los alumnos sabrán dónde tienen que hacer los ajustes para mejorar, cada quien, sus acciones en el aula. Ven, la evaluación no es únicamente promediar unas cuantas cifras para poner en un cuadro administrativo una nota que vale poco o nada en decir si el alumno ha aprendido algo.
Parece que la forma de decir las cosas, como fue reportado, ponen las calificaciones en un escalón de importancia suprema educativa, que leído HICE, significa qué es lo que el estudiante habría tenido que hacer para recibir una nota final.
Si no hay recuperación de los más de treinta días de ausencia, quiere decir que la asistencia de los alumnos al aula no tiene importancia, no vale la pena que asistan a clases. Indirecta y lamentablemente, los alumnos están ofendiendo a los maestros diciendo que ellos (los maestros) no hacen ninguna diferencia en su educación ni influencian la parte afectiva, la no académica, ni ahora ni en el futuro. Simplemente no dan importancia al esfuerzo de los buenos maestros. Los 180 días “obligatorios” ya están reducidos en más de treinta días. Aún hay institutos que no han sido “entregados” ¿Son propiedad de los estudiantes? y por lo tanto la cifra de días perdidos aumenta.
Existe un reglamento que estudiantes, maestros y padres de familia deben respetar. No cumplir con la asistencia obligatoria a clases, de un determinado número de días al año, es no cumplir ese reglamento. La consecuencia de no cumplirlo es no aprobar el año. El no respetarlo es una burla, es incumplir una palabra y es olvidarse de un compromiso. Si a la ausencia de esos días, sumamos el tiempo que diariamente se pierde al iniciar el día escolar, ¿cómo pueden los estudiantes en protesta y sus asesores hablar de calidad o excelencia (como prefieran llamarlo) en el proceso educativo? Sumemos a esto, que unos cuantos estudiantes exigen que no se mejore un CNB que responda a los retos educativos del siglo XXI. ¡Qué lindo!
Muchos países están tratando de mejorar su sistema educativo para proveer a sus estudiantes dos aspectos que el futuro hace necesarios: 1. Ser un ser balanceado en lo que concierne a su formación personal y 2. Ser competitivo, con los conocimientos necesarios y ponerlos en práctica para satisfacer lo requerido por este siglo. Los países que, según las publicaciones, ocupan los primeros lugares en el rendimiento escolar de sus estudiantes, también se ufanan de que sus maestros son bien formados, no sólo en su área de competencia (arte, matemática, ciencias, lenguaje, estudios sociales, educación física), sino también poseen un título de post grado en la ciencia y arte de enseñar, dar clases, ser educadores preparados para enseñar. En muchos países los maestros gozan del mismo prestigio que tienen los médicos, los abogados, ingenieros y otros profesionales universitarios. Los respetan por quienes son y como están preparados pero sobre todo, por la forma en que preparan a sus estudiantes para que al graduarse tengan plena participación, de alto nivel, en todos los aspectos que la sociedad les demande.
Revisando el significado de “prestigio”, según el DRAE, es “realce, estimación, renombre, buen crédito; ascendiente, influencia, autoridad”. Nosotros, los que como me dijeron después de escribir la carta a los estudiantes, “amarramos los chuchos con longanizas”, podemos recordar a los maestros que cumplían con alto grado de responsabilidad, los términos que definen “prestigio”.
¿Qué pasó, cuándo y por qué perdieron, algunos maestros, el prestigio y los alumnos los dominan? Me encantaría entrevistar a algunos estudiantes a punto de graduarse y ver si poseen los conocimientos académicos básicos que exijo y la solvencia moral para que puedan ser ese “ascendiente, influencia, autoridad, (persona de) estimación, renombre y buen crédito” que define el DRAE.