Trabajo plástico de Guillermo Toralla Luarca -Una sinopsis acera de su función-
“Guillermo Toralla, uno de los catedráticos que participó en la transformación de la antigua Escuela Centroamericana de Periodismo en la actual Escuela de Ciencias de la Comunicación Social, siendo docente de la unidad integradora ´La Comunicación´ llegó un día a la clase con una serie de diapositivas de los murales de la Plaza Rogelia Cruz, y un instrumento de análisis semiológico, basado en las funciones del lenguaje formuladas por Roman Jacobson”.
“Nos proyectó los murales, repartió el instructivo y con absoluta honestidad, dijo: ‘Me comprometí a hacer un análisis semiótico de estos murales, para sellar el compromiso y el trabajo colectivo del grupo de artistas que los produjeron, y para cumplir, de paso, con el requisito de tesis de graduación. Me gustaría compartir la experiencia y saber cómo ustedes aplicarían este instrumento para hacer su propia lectura de los mismos`”
Con los párrafos anteriores inicia Ana María Pedroni su Introducción del libro “Los murales de la Plaza Rogelio Cruz”, recientemente editado en los talleres de la Tipografía Nacional, y que, según se advierte en la contratapa., ese volumen es quizá la única aproximación seria para comprender la historia y la profunda significación de los murales en honor de la bella estudiante universitaria que fue víctima de la salvaje y sistemática represión militar durante la guerra interna.
Con su trabajo –se enfatiza- Guillermo Toralla (desaparecido por las fuerzas represivas en mayo de 1982) se constituye como uno de los pioneros de la semiología en Guatemala. Su búsqueda por las estructuras comunicativas que sustentan los murales, es un verdadero ejemplo de investigación, rigor y capacidad de lectura.
En esta edición, sus análisis se complementan con una valiosa muestra fotográfica en la que Mauro Calanchina documenta los murales y su proceso de elaboración, dejando un testimonio insoslayable del arte y su compromiso con la sociedad.
PRÓLOGO
Para intentar comprender más a fondo el significado de los murales en honor a Rogelio Cruz, es preciso leer el extenso y documentado prólogo escrito por el abogado y periodista Mario René Chávez García, presidente que fue de la Asociación de Periodistas de Guatemala y del Colegio de Abogados y Notarios de Guatemala y quien contribuyó a que desde su posición de Director de la Escuela de Ciencias de la Comunicación Social, en 1975, de la Universidad de San Carlos, se plasmaron los murales.
Ubica al lector en la Plaza Rogelio Cruz, situada en los edificios de las facultades de Economía, Derecho, Humanidades y Ciencias Políticas de la Ciudad Universitaria.
Los murales no llegan hasta donde vive y trabaja el receptor -advierte Chávez García-, sino que éste se cruza o atraviesa en su camino por donde están instalados. El receptor no los busca a propósito; atraen su atención por su gran dimensión, con símbolos simples y fácilmente reconocidos, y los textos de información son breves, leíbles al paso.
Chávez García, propulsor de la edición del libro y siempre dispuesto a contribuir a cualquier movimiento cívico encaminado a exaltar los valores genuinamente revolucionarios, en cualquiera de sus manifestaciones artísticas o de otra índole, al referirse a la conformación de los murales explica para que en la plástica mural ocurra la comunicación masiva es necesaria la presencia de varios factores que comparten los semiólogos: El emisor, reducido, capacitado y con organización interna. El receptor, numéricamente amplio, disperso, heterogéneo y anónimo entre sí. Los mensajes, accesibles, de rápida capacidad de difusión. El código, de generalizado conocimiento y aceptación. El contexto, económico y social.
En los códigos de los murales de Toralla –indica el prologuista- se aplicaron los códigos icónicos y lingüísticos, complementándolos con códigos paralingüísticos y sociales. La codificación para este medio de comunicación está basada en signos monosémicos, explícitos y conscientes cuando predominan las detonaciones sobre las connotaciones.
Advierte que aunque los murales de la Plaza Rogelia Cruz no son el resultado de algún mito, ni lo constituyen, sí pueden derivar en ello, y al respecto trae a cuenta La Huelga de Dolores, La Chalana, el No nos tientes y otras actividades tradicionales de los estudiantes de la Usac. “Pintar murales con mensajes denunciando problemas del país y de la misma Universidad, convienen definirse como una tradición”, sostiene Mario René.
Un mural con los rostros de los decanos de las facultades cuyo texto fuera “Id y reelegiros todos” -ejemplifica con ironía-, el lema, en esta caso parafraseado de la Usac, constituiría una especie de consigna del reeleccionismo de las altas autoridades universitarias, con su cauda de clientelismo, compra de votos de estudiantes y docentes, con favoritismo en exámenes y nombramientos, corrupción, ilegalidades, por lo que ahora se “procesa a los reelectos por el desprestigio y desorganización” en la Universidad de San Carlos.
Señala Chávez García, quien al igual que Rogelia Cruz y Guillermo Toralla, fue perseguido y amenazado por los gobiernos militares, aunque aquél logro salvar la vida al partir al exilio forzado, que los iconos son propicios para esta clase de comunicación mural por provocar o deducir la convencionalidad del mensaje, por lo que representa en sí y por su carácter analógico, lo que significa que se asemejan a lo que representan y también por las relaciones paradigmáticas, sintagmáticas que surgen entre ellos. ”El carácter o significaciones de los iconos contribuye a la masificación del receptor”, sentencia el prologuista.
COLOFÓN
La obra también incluye cinco páginas que contienen los conceptos de Guillermo Torallla, tanto sobre su obra, como acerca del significado que tiene para el inmolado artista el aspecto sensacional y novedoso que actualmente se la adjudica a la Semiótica, además de ilustrar al lector en torno al proceso de plasmar los murales en la Plaza Rogelio Cruz, y que yo pienso que en vez de reseñarlo, es mejor abocarse al libro a primera mano y ojos abiertos.
Por aparte, el acto de presentación de la obra será realizada mediados de agosto próximo, cabalmente en la Escuela de Ciencias de Comunicación Social, en la Ciudad Universitaria.