Científicos, artistas, románticos y nostálgicos se aprestan a presenciar un espectáculo que no se repetirá en un siglo: el lento tránsito de Venus sobre el disco radiante del Sol.
Es un acontecimiento tan especial que museos y escuelas en todo el mundo han organizado festivales de observación para presenciar el paso del segundo planeta del sistema solar que representa a la diosa romana del amor y la belleza. Aun los astronautas a bordo de la estación espacial internacional en órbita están preparados para observarlo.
El tránsito planetario tendrá lugar el martes por la tarde en el hemisferio occidental y el miércoles por la mañana en el hemisferio oriental.
Venus aparecerá como una mota oscura desplazándose sobre el brillo del disco solar. Al igual que en un eclipse solar, se ha advertido al público que no debe mirar directamente el Sol sin gafas protectoras.
El tránsito durará 6 horas y 40 minutos y será visible desde el Pacífico occidental, el este de Asia y el este de Australia.
Los observadores en Estados Unidos, Canadá, México, Centroamérica y el norte de Sudamérica podrán presenciar el comienzo del tránsito antes de que se ponga el Sol. En Europa, el oeste y centro del Asia, este del África y oeste de Australia se podrá ver el final del tránsito después de la salida del Sol. También se podrá observar en transmisiones en vivo de la NASA y varios observadores.
«Ver la silueta de cualquier cuerpo celeste sobre el Sol es interesante, y ver Venus es extremadamente raro», observó el astrónomo Anthony Cook, del Observatorio Griffith.
Enclavado en la ladera sur del Monte Hollywood en Los Ángeles, el observatorio se apresta a recibir un público numeroso que se anticipa se congregará en los predios circundantes para atisbar el fenómeno con telescopios de todo tamaño.
Los que no quieren perderse un solo minuto del tránsito están viajando a Hawai, considerado uno de los lugares privilegiados desde donde se observará el paso completo. Desde la mundialmente famosa playa de Waikiki, en Oahu, hasta la cumbre del Mauna Kea, en la Isla Grande, se distribuirán gafas oscuras para que se pueda presenciar el fenómeno sin dañar la vista.
Venus, el segundo planeta del sistema solar entre Mercurio y la Tierra, es un poco más chico que la Tierra y aparece como uno de los cuerpos celestes más brillantes en el cielo nocturno debido a que sus nubes espesas reflejan buena parte de la luz solar que recibe.
Al contrario que los eclipses, los tránsitos de Venus son infrecuentes. Se producen de a pares, separados por más de un siglo. El más reciente ocurrió en el 2004, y el próximo par será en 2117 y 2125.
Desde que el astrónomo alemán Johannes Kepler los pronosticó en el siglo XVII, solo se han observado seis. El del martes será el séptimo.
Se dice que solamente dos personas presenciaron el tránsito de 1639. El de 1882 congregó a mucha gente en las calles de la ciudad de Nueva York que pagó 10 centavos para observar el fenómeno con un telescopio. John Philip Sousa compuso la «Marcha del tránsito de Venus».
El paso del 2004 fue presenciado por millones, en persona y en línea.
Las primeras observaciones de Venus eran útiles para los científicos que aprovechaban la alineación para medir el tamaño del Sistema Solar. La técnica se sigue utilizando hoy para buscar otros mundos fuera del sistema.