Derechos Humanos


Editorial_LH

Posiblemente el principal reto de cualquier Procurador de los Derechos Humanos en Guatemala, será el de batallar por volver el concepto en una práctica de Estado, es decir, de conocimiento y reconocimiento de los ciudadanos en lo que estos significan y en su práctica diaria.


Sabiendo que sólo el Estado puede violar los derechos humanos porque los individuos cometen delitos, es de entender que por ello es que se generó el sentimiento de que la oficina del PDH se dedicaba a la protección de delincuentes.  Sin embargo, y aun siendo entendible el origen de la percepción, es errónea desde que se entiende que la observancia va a ir sobre el cumplimiento de las normas de parte de las autoridades en el uso de los recursos, en la aplicación de sus decisiones y el ejercicio del poder.

Actualmente, en medio de la discusión sobre quién y cómo va a dirigir esa entidad, comisionada del Congreso de la República para ser la vigilante de los Derechos Fundamentales, es importantísimo que se haga un esfuerzo por reconocer que es necesario para una sociedad, principalmente como la guatemalteca, contar con una delicada y eficiente institución de control y acompañamiento.

Ha sido tradición que se habla de los derechos individuales como el derecho a la vida. Y viviendo en un país en que la violencia y las prácticas de represión han existido, eso nos hace olvidarnos muchas veces de otros derechos como los económicos y sociales.  Los derechos de la niñez, por ejemplo, se mantienen sin mayor atención cuando ni siquiera el acceso a la salud es garantizado para los infantes y el sistema educativo no cumple con su función.

Es entonces de entender que mientras no asumamos completamente el compromiso con los Derechos Humanos a nivel de sociedad, como Estado, seguiremos viendo el tema como un asunto polarizador por ideología en lugar de una práctica que nos concierne a todos.

Más allá de la discusión de quién será el nominado, creemos que es conveniente revisar el procedimiento de educación que se ha utilizado para enrolar a los ciudadanos en el conocimiento de sus propios derechos y su obligación para ejercer la observancia de los mismos.

Sabemos todos los guatemaltecos que somos merecedores de mucho más de lo que tenemos.  Es importante empezar por reconocer nuestros derechos que, a la vez, son obligaciones que tenemos para con los otros ciudadanos.  No por gusto es que los Derechos Humanos son de reconocimiento universal y es entonces una materia primordial que tenemos pendiente.

Mientras no conozcamos qué son, no tendremos las herramientas para pedir a nuestras autoridades que se sometan a su cumplimiento.  Esto permite que la discusión se centre en un tema tan vacío como la protección o no de los delincuentes.
 
Minutero:
Derechos y deberes
forman una dualidad
que ni por casualidad
afecta los pareceres