Era el soleado miércoles 9 de febrero de 2011. Entre sonrisas y discursos, varios funcionarios del gobierno cubano recibían en la oriental playa de Siboney el cable de fibra óptica que cruzó parte del mar Caribe, proveniente de Venezuela, y que prometía sacar a la isla de la era de Piedra informática en la que vive.
En ese entonces, los funcionarios prometieron que en julio de 2011 la fibra óptica entraría en operación, pero a más de un año del anuncio la conexión de Cuba a la red de redes sigue siendo de las peores del continente y hasta ahora nadie se explica qué pasó con una infraestructura por la que se pagó unos 70 millones de dólares.
«Ellos posaron para la foto, se desató el escándalo… luego simplemente desapareció de la conciencia humana», dijo a The Associated Press Larry Press, un profesor de sistemas informáticos de la Universidad Estatal de California Dominguez Hills.
Desde el principio, el gobierno aseguró que hospitales y universidades tendrían prioridad en la conexión al nuevo sistema así como el uso que fuera considerado de interés público. Los millones de cubanos con poco o ningún acceso a internet en sus casas tendrían que esperar.
Pero una docena de personas con acceso a internet que fueron entrevistados en estos días por la AP dijeron que no habían notado ninguna mejora en sus conexiones.
Conectarse a internet en Cuba es una operación que desafía la paciencia de cualquiera que haya tenido contacto a la tecnología DSL: se puede tardar varios minutos en lograr que baje la página más sencilla y hasta horas para obtener un vídeo o un archivo que simplemente contenga imágenes.
Cuba aún está en la era del Web 1.0 mientras que el mundo disfruta del ancho de banda que ofrecen plataformas como Flash. El popular sitio YouTube es irrelevante en la Cuba del acceso telefónico, y apenas utilizable en conexiones de banda ancha no convencionales.
¿Quiere ver el último episodio de una serie de moda? A una velocidad de 3 a 5 kilobytes por segundo en un sistema de conexión telefónica, un vídeo que pesa 500 megabytes tardaría en descargar, en teoría, entre 28 y 46 horas desde iTunes.
Artistas y fotógrafos aseguraron que es casi imposible ver en línea el trabajo de otros y las personas prefieren intercambiar fotos digitales usando tarjetas de memoria antes que enviarlas correo electrónico.
«Tenía esperanzas, muchas expectativas con el cable», dijo a la AP una médica que solo tiene acceso a intranet, una red doméstica que permite navegar en algunas páginas locales y recibir correos del planeta. «Para mí, que estoy haciendo un posgrado, (la intranet) verdaderamente no sirve, es algo elemental y muy pobre para las necesidades que tenemos».
La institución para la que trabaja empezó a tomar medidas contra los pocos que tienen acceso completo a internet y les ordenó no utilizar sitios como Facebook so pena de represalias, dijo la médico, quien no quiso revelar su nombre pues no estaba autorizada a ofrecer detalles a la prensa. Lo mismo ocurrió con otros funcionarios que hablaron bajo condición de anonimato por temor a meterse en problemas con sus empleadores estatales.
Con una capacidad de 320 gigabytes, la fibra óptica multiplicaría «hasta por 3.000 veces la velocidad actual de transmisión de datos, imágenes y voz», dijo el viceministro Ramón Linares, quien fue a recibir el tendido en febrero de 2011 a la playa Siboney, a unos 900 kilómetros de La Habana.
Pero luego la historia del cable se volvió una novela de misterio que incluyó versiones sobre corrupción según las cuales, las personas involucradas hicieron una estafa millonaria y estarían en la cárcel.
La filial en Venezuela de la empresa de telecomunicaciones francesa Alcatel-Lucent, basada en París y contratada para tender el cable, refirió las preguntas que hizo la AP a la empresa cubano-venezolana Telecomunicaciones Gran Caribe S.A., donde un funcionario indicó que necesita la aprobación del Ministerio de Ciencia y Tecnología venezolano para hablar del proyecto.
El Ministerio no respondió a las peticiones de entrevista hechas por la AP.
Diplomáticos en La Habana dijeron que varios funcionarios cubanos corruptos se apropiaron de millones de dólares del presupuesto del proyecto.
Un alto ejecutivo de la empresa de Alcatel-Lucent dijo que los franceses cumplieron con el contrato. «El cable debe estar conectado a algo o no va a funcionar», indicó el ejecutivo que también habló bajo condición de anonimato porque no estaba autorizado a discutir un proyecto tan sensible políticamente.
Las autoridades cubanas y venezolanas contactadas por la AP no quisieron hacer comentarios.
Desde mediados de la década de los 90 Cuba compró una señal satelital que es costosa y ofrece muy poco ancho de banda. Las reglas del embargo estadounidense le impiden conectarse a los cables submarinos que pasan cerca de sus costas.
La importancia de la internet fue reconocida por el líder cubano Fidel Castro, quien en entrevista con el diario mexicano La Jornada aseguró que con el cable submarino «se acabaron los secretos».
Para los críticos la demora y el «filtro» a algunas páginas constituyen ejemplos de cómo el gobierno pretende controlar la información.
«Tienen miedo de él (del cable)», dijo Press en relación al protagonismo de la internet en los alzamientos de Medio Oriente. «Ellos no quieren una ‘Primavera de Cuba’, por así decirlo».
Pero para las autoridades y los blogueros que defienden esa política, la distribución social mediante los trabajos y universidades y no por la capacidad de pago de un recurso tan escaso y caro, es clave en el modelo isleño de igualdad.
«Cuba ha privilegiado el acceso social porque es la manera de garantizar que los limitados recursos que posee impacten con mayor efectividad en los sectores que más pueden beneficiar al país: la salud, la ciencia, las universidades, la cultura», explicó a la AP el bloguero Iroel Sánchez.
Desde la mirada oficial, el avance de internet a nivel mundial trasladó las rivalidades ideológicas y la polémica sobre Cuba a la red y ha generado una suerte de «ciberguerra».
A comienzos de 2011 un vídeo filtrado mostró a un supuesto analista informático cubano del Ministerio del Interior explicando supuestos planes tramados desde EE.UU. para desacreditar a Cuba en internet.
En 2011, el contratista estadounidense del Departamento de Estado Alan Gross fue condenado a 15 años por atentar contra la soberanía cubana al intentar armar una red de conexión satelital a internet sin permiso gubernamental usando a la comunidad judía para introducir ilegalmente al país los equipos necesarios.
En 2009, el presidente Barack Obama autorizó a empresas estadounidenses enlazar a los dos países por fibra óptica o satélite. Pero el posterior entramado legal que suponía dejó en suspenso esa posibilidad.
«Como país subdesarrollado en el marco del embargo de EE.UU. es comprensible que Cuba diseñe su propio programa para conectarse a la red en base a sus propias características», dijo a la AP el economista Arturo López-Levy, de la Universidad de Denver. «(Pero, si) como algunos informes indican hubo un caso de corrupción, el gobierno debería… hacer rodar cabezas por el escándalo», no sin antes dar una explicación «clara y abierta».
Según un reporte de la consultora Akamai Technologies Inc, Cuba tiene la segunda conectividad más baja del mundo por detrás de la isla de Mayotte, al norte del canal de Mozambique en África.
Actualmente no es posible contratar en la isla una cuenta en internet aunque se tenga el dinero, salvo que se obtengan en centros de trabajo y universidades. Los hoteles son los únicos lugares donde se puede acceder a la red de manera rápida pero a siete dólares la hora.
Un reporte de la Oficina Nacional de Estadística cubana de julio de 2011 indicó que 16% de los 11 millones de cubanos usó en 2010 algún tipo de servicio de internet o intranet, sin acceso internacional, pero con acceso a correo electrónico.
Las cifras podrían subestimar la realidad pues muchas personas acuden a un mercado negro de cuentas por el cual algunos «compran» horas asignadas a otros que las reciben de su sitio de trabajo.
Lo cierto es que la actual falta de transparencia gubernamental sobre el cable submarino y la conectividad indujo a algunos a considerar que el cable estaría en operaciones aunque las autoridades lo usarían de manera discrecional.
«He oído que ha aterrizado (el cable)», dijo Press. «Recibí un par de personas que me dijeron que creen que algunas oficinas de gobierno están conectadas al mismo».
El bloguero cubano Yohandry Fontana reportó que a finales de 2011 un grupo de personas asistió a un foro restringido sobre redes sociales organizada por las autoridades y donde aseguraron que el tendido estaba en funcionamiento.
«Les pongo un pequeño resumen: 1. El cable no tiene problema, está en contratación. 2. Se abrirán espacios públicos en la isla para internet. 3. Bajarán los costos para los lugares de conexión pública. Nota: Estoy buscando más información», comentó Fontana en su página el 30 de noviembre. Luego olvidó el tema.
Pero incluso operativo, el cable no sería la panacea por sí solo explicaron expertos como Press.
«Si el resto de la cadena no está allí, el cable es irrelevante», dijo Press para quien además se debe contar con una inversión de capital en infraestructura enorme para echarlo a andar.
A ciencia cierta nadie sabe si el cable funciona, y si presta o no sus servicios.
«El fracaso del gobierno cubano para lograr ese objetivo es una de las peores situaciones gestionadas por ellos, agravada por un fiasco peor de relaciones públicas para hacerle frente», dice el economista López-Levy.
Larry Press
Profesor de sistemas informáticos de la Universidad Estatal de California Domínguez Hills.