Idealismos versus realidad


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A mis casi 30 años, vivo consciente de la realidad que como país tenemos y claro está que es una situación que no me deja satisfecho, es más, me preocupa en gran medida porque más temprano que tarde, seré, primero Dios, padre de familia y llegaré a estar en los zapatos de aquellos que les deben explicar a sus hijos algunas de las cosas horrendas que pasan en el país.

Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.com.gt


Pero así como es mi deber y obligación ser realista, también lo es, por naturaleza humana, ser un soñador, a pesar que las cosas de fondo y estructurales del país han sufrido insuficientes y mínimos cambios que en ocasiones podemos considerar victorias pírricas o efímeras, pero que nos ofrecen esa luz al final del túnel.

Es vital entender que el idealismo por sí solo no resuelve nada y que ello, no será suficiente para cambiar las condiciones actuales del país, pero es ahí donde se presenta el meollo del asunto. ¿Vamos a dejar que esas mismas condiciones sigan reinando o vamos a intentar, a través de hechos concretos y decididos, ser agentes del cambio?

Es común escuchar que la gente no se mete a política porque en las condiciones actuales, es imposible pretender hacer las cosas bien, dado que más temprano que tarde uno se topa con hueso, se queda sin apoyo de los líderes y se pone a arriesgar el pellejo sin que ello vaya a significar un cambio sustancial. Dios quiere mártires y no babosos, decía mi bisabuelo.

Como consecuencia de lo anterior, es que considero que los llamados jóvenes, con el apoyo de los miembros de las generaciones mayores que deseen un cambio para el país, debemos intentar no solo participar, sino hacer nuestro mejor esfuerzo para ser agentes de cambio de un sistema que está diseñado para que los más inescrupulosos, sean quienes lleven la ventaja.

Los modelos se agotan y nos debemos acoplar a los cambios. Por ejemplo, los periodistas estamos cansados de reportar muertes, injusticias, corrupción, tráfico de influencias, etc. y las tenemos que reportar porque es un deber, pero también debemos intentar incidir para que ya no debamos reportar esos hechos en las cantidades en que lo hacemos.
Es por ello que no solo podemos conformarnos con publicar muchas de las filtraciones que llegan a nuestra redacción, sino que debemos intentar que a través de los temas que se abordan, se evidencien los problemas de fondo, haciendo clara la necesidad de un cambio de sistema.

Pero si no soñamos, nunca podremos ejecutar hechos concretos que nos ayuden al cambio. Si yo tuviera la receta exacta, no estaría escribiendo esto, pero lo que sí tengo claro es que si no asumimos nuestro papel como ciudadanos, las cosas no van a cambiar para perjuicio de millones y beneficio de miles.

No hay que hacer cosas extraordinarias. En el día a día está el futuro, es decir, siendo cada día honrado, dejando de cranear cómo nos “vacunamos al vecino”, cómo hago unos centavitos de más, cómo evado mis responsabilidades con el Estado, etc., etc., e incluso por qué no, tomándonos el tiempo de explicar al prójimo, cómo es que debemos unirnos para cambiar dado que la impunidad, es cosa que de una u otra manera, nos beneficia en ocasiones, pero nos afecta siempre.

Y cuando eso ocurra, nos dará aún más cólera que se roben nuestros impuestos, que nos maten a nuestra gente, que se nos mueran niños de hambre y así, solo así, el idealismo pasará a ser la fuerza natural para cambiar la realidad. Para ello, debemos estar unidos y comprometidos con nosotros mismos y el país.

Mientras llegue ese día en que la colectividad sea una fuerza imparable y uniforme, aquí seguiremos tratando de aportar nuestro grano de arena para tener un mejor país.