Acción Ciudadana tuvo a bien soltar al aire una recomendación concreta para solucionar la difícil situación por la que pasa una buena parte de nuestro aparato de servicio social estatal. La bicoca de Q22.6 mil millones ha gestionado el Gobierno de la República de 1998 a 2009 en 14 de los principales fondos de “inversión” social (entiendo que hay muchísimos más).
No estoy del todo de acuerdo con la petición de Acción Ciudadana porque lo que recomiendan es el traslado de fondos al recién creado Ministerio de Desarrollo Social y desde mi perspectiva esto no daría avances significativos en cuanto a la transparencia y por lo tanto la piñata seguiría, sólo que bajo distintas reglas. ¿O acaso no hemos visto despilfarros, corrupción y desperdicio en los fondos manejados bajo el esquema ministerial? Para lo que si sirve el pronunciamiento de Acción Ciudadana es para mostrarnos los miles y miles de millones de quetzales que gastamos infructuosamente para supuestamente atender las necesidades sociales del pueblo. El asunto hay que pensarlo a fondo y evaluar como lo hizo AC que frutos está dando el gran esfuerzo que hacemos los tributarios para mantener fondos que a pesar de tener las mejor intenciones se vuelven cueva de ladrones y palancas del chantaje político de los señores diputados. Recordemos que mientras haya carroña habrá buitres y por lo tanto debemos enfocarnos en limitarle el alimento a este tragaldabas que poco deja a los necesitados.
Ante la sugerencia de AC, el presidente Otto Pérez Molina se limitó a restarle importancia diciendo que “es muy fácil, desde un escritorio, hacer sugerencias; pero es muy difícil cuando se está en el territorio, en el campo y conoce la pobreza, la pobreza extrema y las necesidades de la gente, y que no haya instituciones que respondan con agilidad”, como que los fondos hasta la fecha se han caracterizado por la agilidad, como no sea la de hacer millonarios a los poderosos y transas que se atoran de los recursos que todos los guatemaltecos, con impuestos o pobreza, le entregamos a estos fondos para que “funcionen”. Lo que no es fácil señor Presidente es aceptar que pasar más de una década en política a usted le ha servido de poco para entender que la problemática es de raíz y que lo que tiene que hacer es un simple análisis de costo beneficio para darse cuenta que un gran porcentaje de los Q22.6 millones se ha tirado a la basura a costa de más ahorros y mayor inversión de los guatemaltecos. Porque no sólo hay que evaluar qué porcentaje de ese platal está llegando efectivamente a quien lo necesita, también es urgente que para este y todos los rubros de gasto del Gobierno analicemos lo que no se ve, lo que hubiera pasado con todos esos fondos en manos de sus legítimos dueños y productores ¿significaría esto más y mejores empleos? Dice usted que cerrar los fondos sociales sería como amputarle el brazo a una persona en lugar de curárselo, pero ¿Y qué si el brazo está gangrenado? ¿No sería la amputación la mejor salida? ¿No podría la putrefacta infección ser de tal nivel que la vida misma de la persona peligra de no proceder a la difícil, pero necesaria amputación de la extremidad? Aunque perder un brazo puede ser una situación espantosa, no creo que el ejemplo dimensione el problema que tenemos con la caótica situación de pobreza que viven nuestros connacionales, porque aquí no se trata ni de un brazo ni de una vida sino de millones de hombres, mujeres y niños que viven en la más miserable pobreza por la falta de oportunidad y que lo que ponen en juego todos los días es la vida.
Siguiendo la analogía don Otto, el problema es grave, gravísimo y efectivamente lo que necesitamos es amputar el brazo, pero lamentablemente tenemos poco tiempo para tomar la difícil decisión.