Rebeldes sirios secuestraron hoy a 12 libaneses chiíes en el norte de Siria, lo que agravó los temores de que Líbano se vea arrastrado hacia el caos en el país vecino, informaron funcionarios de seguridad.
Los chiíes iban de regreso a casa, tras un peregrinaje religioso en Irán, cuando los rebeldes interceptaron sus vehículos en la provincia siria de Alepo y los capturaron, informó el canal televisivo Manar de Jezbolá. Las mujeres se encontraban en un «lugar seguro», añadió el canal televisivo sin dar detalles.
Los funcionarios libaneses de seguridad confirmaron el secuestro.
Algunos libaneses salieron a las calles del sur de Beirut, un área chií, y quemaron neumáticos en protesta contra los secuestros. El líder de Jezbolá, la poderosa milicia chií aliada de Siria, instó a mantener la calma y advirtió a sus seguidores que no tomen represalias contra los sirios.
«Eso queda estrictamente prohibido», dijo el jeque Nassan Nasrala en un discurso transmitido por la televisión.
Instó también a los manifestantes a no bloquear las carreteras, y dijo que el gobierno libanés debe presionar para que se libere a los peregrinos.
«Trabajaremos día y noche hasta que esta gente amada esté con nosotros», dijo Nasrala.
Jezbolá ha manifestado apoyo al presidente sirio, Bashar Assad, quien busca poner fin a un levantamiento de 15 meses. Los suníes son mayoría en el levantamiento, lo que ha agitado las tensiones sectarias.
En tanto, una bomba hizo explosión en un restaurante de la capital siria y causó la muerte a cinco personas, dijeron en la jornada agencias noticiosas del gobierno. Los activistas reportaron intensos enfrentamientos entre desertores del ejército y soldados en el volátil norte del país.
No estaba claro cuál era el objetivo de la detonación, aunque las autoridades en Damasco dijeron que al parecer era una estación de policía. Pero según fotografías divulgadas por la agencia estatal SANA, al parecer estaba dirigida a un restaurante. El área es considerada demasiado peligrosa para dar acceso a los periodistas.
La agencia estatal y el Observatorio Sirio para Derechos Humanos, con sede en Gran Bretaña, dijeron que la explosión ocurrió anoche en Qaboun, un vecindario de Damasco.
Qaboun ha sido el sitio de protestas contra el gobierno desde que comenzó la revuelta contra el régimen del presidente Bashar Assad en marzo del 2011. Naciones Unidas calcula que han muerto al menos 9 mil personas desde que comenzó la sublevación.
La capital siria, intensamente controlada, ha sido escenario de una ola de explosiones, mayormente contra agencias de seguridad.
El conflicto ya se ha extendido hacia el vecino Líbano. Los países comparten una compleja red de lazos políticos, sectarios y rivalidades que puede volverse violenta.
El lunes, grupos libaneses sunitas que se oponen al régimen en Damasco lanzaron granadas y dispararon con armas automáticas en la capital libanesa y murieron al menos dos personas en el brote de violencia más serio que ha habido en Beirut desde que la revuelta comenzó en el país vecino.
Por otra parte, el Observatorio Sirio para Derechos Humanos reportó intensos enfrentamientos en Siria entre soldados y desertores en los pueblos de Atareb, provincia de Aleppo, y Kfar Rouma, en Idlib. Hasta el momento no había informes de fallecimientos.
La ONU tiene una misión de 270 observadores en el país y aunque su presencia no ha logrado frenar la violencia, el derramamiento de sangre ha disminuido comparado con meses previos.
El jefe de la misión de la ONU, Herve Ladsous, visitó ayer la ciudad de Homs, donde comenzó la revuelta, y se reunió con observadores del organismo y el gobernador.