El Festival de Cine de Cannes tuvo una dosis de teatro ayer gracias a la más reciente película de Alain Resnais.
«You Ain’t Seen Nothing Yet» («Vous n’avez encore rien vu») es una carta de amor a la profesión del actor que muestra una compañía de histriones interpretando una obra basada en el mito griego de los amantes Orfeo y Eurídice.
El drama incluye varias obras dentro de obras así como a los más grandes talentos franceses, como Lambert Wilson, Michel Piccoli y Mathieu Amalric.
Resnais, de 89 años, dijo a los reporteros que trató de mostrar la similitud entre el cine y el teatro, a menudo retratados como formas de arte totalmente diferentes.
Dijo el lunes que «la gente suele decir que el teatro es un arte noble mientras que el cine no lo es».
Pero, agregó, «en ambos casos se necesitan actores» y tanto las obras como las películas necesitan atrapar la atención del público.
«Cuando una escena se interpreta en el teatro no puedes levantar la mano en la sala y decir: ‘No entendí, ¿pueden repetir la escena de nuevo?»’, dijo Resnais. «Hay que escuchar y tratar de entender».
«En el cine, hasta ahora no he visto a nadie que vaya con los técnicos y les diga, ‘¿Me podrían poner otra vez la segunda secuencia porque me dormí a la mitad de la película?’ Esos son paralelos entre el teatro y el cine. Esas son cosas que tienen en común».
«You Ain’t Seen Nothing Yet» es una de las 22 películas en competencia por la codiciada Palma de Oro, el máximo honor del festival de la Riviera Francesa, que termina el domingo.
Resnais se convirtió en un pionero del cine hace medio siglo con películas atrevidas como «Hiroshima Mon Amour» (1959) y «El año pasado en Marienbad» (1961).
Ganó el segundo premio de Cannes en 1980 por «Mi tío de América» y el festival le otorgó un premio a su trayectoria en 2009.
El director cumple 90 años en junio, pero no está listo para jubilarse. Planea un nuevo filme de comedia basado en una farsa de Alan Ayckbourn.
«You Ain’t Seen Nothing Yet» es, en parte, una reflexión sobre el envejecimiento y la muerte. Varias generaciones de artistas interpretan a Orfeo y a Eurídice, la amada que el músico encantador trata de rescatar del inframundo.
Pero Resnais dijo que no mira al pasado cuando hace sus películas; su filosofía es «tratar de no repetirme nunca».
El cineasta comentó que si pensara que la gente va a ver la película como su última declaración, «no habría tenido la valentía o la energía para hacerla».